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Fueron 217 días para que sucediera lo impensable. Tuvieron que pasar más de siete meses para que los gritos de jugadores y técnicos se volvieran a perder entre el júbilo de los aficionados .
Sí, la afición regresó a los estadios y el primero en abrir sus puertas fue el Victoria. La casa del Necaxa volvió a ser pionera; fueron los encargados en inaugurar el Guardianes 2020 (Necaxa vs Tigres) y hoy pusieron el ejemplo con la reapertura de su inmueble.
Es cierto, el estadio abrió únicamente un 30%, pero la organización y comportamiento de los aficionados fue plausible.
Filas para entrar al baño, indicaciones del sonido local constantemente, sana distancia antes y durante el encuentro entre Rayos y Tijuana, señalamientos, gel antibacterial por todas partes, los baños cerraron antes para evitar aglomeraciones, encargados de seguridad fueron duros cuando el tapabocas se perdía por un grito o una mentada de madre. Al menos, en Aguascalientes, el protocolo se respetó.
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Afuera no faltó la reventa, aunque debilitada, se hizo presente; ambulancias; unidad médica; personas repartiendo cubreboca, tapetes sanitizantes. La nueva normalidad llegó al futbol mexicano.
El futuro es incierto, pero se dio un gran primer paso. Un nuevo comienzo se dio, ahora, a respetarlo. Cierto, ganó el Necaxa a los Xolos, pero por ahora, lo que pasó dentro del rectángulo queda en segundo plano.