Hace 25 años el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se levantó en armas en San Cristobal de las Casas, Chiapas, el mismo día que entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de México con Estados Unidos y Canadá.

El levantamiento zapatista tuvo un impacto considerable en algunas partes del orbe y en el mundo del futbol no pasó desapercibido. La atención que generó el EZLN tuvo mucho que ver con el carisma del Subcomandante Marcos , un mestizo entre indígenas convertido en la estrella mediática de la rebelión.

Las muestras de apoyo hacia el movimiento llegaron de diversas partes del mundo. En 2004, surgió la amistad entre el Inter de Milán y el EZLN gracias al capitán Javier Zanetti. El histórico jugador argentino convenció a los directivos para apoyar al movimiento.

El cuadro nerazzurri donó a las comunidades zapatistas cinco mil euros, una ambulancia, playeras, balones y zapatos para jugar futbol, además de una playera del club con el número y nombre del defensor.

La relación entre ambas partes se fortaleció después de la donación. Un partido de futbol era el siguiente objetivo. El Subcomandante Marcos envió una carta al Inter de Milán retándolos a jugar en Chiapas, mas éste duelo nunca se concretó.

“No queremos manchar mucho el historial de Inter con las derrotas que seguro les propinaremos”, decía un fragmento de la carta que escribió el líder zapatista, en ese entonces, con un poco de humor.

El “Pupi” estaba dispuesto a jugarlo; sin embargo, la postura del Inter nunca fue accesible en relación al juego en suelo mexicano. “No tengo problema en jugarlo. Estoy dispuesto a ir”, declaró el mítico capitán.

Al preguntarle a Javier Zanetti sobre el apoyo al movimiento surgido en las montañas del sureste mexicano, el argentino respondió “creemos en un mundo mejor, un mundo sin globalización, enriquecido por las diferencias culturales y costumbres de todos los pueblos. Por eso queremos ayudarles en su lucha por mantener sus raíces e ideales”.

Los combates duraron 12 días y dejaron decenas de muertos, la mayoría zapatistas. Tras un alto al fuego se abrió un proceso de diálogo.

Aunque ambas partes firmaron en 1996 los acuerdos de San Andrés, los zapatistas interrumpieron el diálogo al no aprobarse una reforma constitucional que garantizara su autonomía.

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