futbol@eluniversal.com.mx

Culiacán.— La sala estaba atiborrada de cámaras y micrófonos. A la espera de capturar la imagen del mítico 10 de Argentina, que en 1986, en suelo mexicano, se convirtiera en campeón mundial, y que ahora busca revancha como DT.

Ya con calma, sin tumbos por el acecho de la fanaticada, Diego Armando Maradona se presentó puntual a su cita —como lo hacía con la pelota en sus años de jugador— para ser presentado oficialmente como timonel de Dorados, en un encuentro de interés nacional para ser del Ascenso MX.

Los primeros en tomar la palabra fueron Antonio Núñez, presidente del equipo, y Juan Pablo Santiago, director deportivo, sin más función que adornar el nombramiento oficial y agradecer que haya aceptado caminar a su lado para conseguir el ascenso.

Posteriormente, y sin que se lo preguntaran, su carta de presentación fue una retrospectiva de su enfermedad (adicciones).

Sorpresivo discurso, aunque difícil de comprender ante un rasposo tono de voz, de ideas forzadas. Pero se anticipó a los dardos de una ronda de preguntas abiertas por parte de la prensa, que indagó su arribo al Gran Pez y que cuestionó su credibilidad al mando de un club. “¿Por qué vine? Porque no me fue a buscar el América. Respeto a gente de Dorados tanto como al América”, agregó. “Perdí mucho tiempo sin trabajar y ahora se lo quiero dar a Dorados.

“[Antonio] Mohamed me habló mucho de Dorados, se me hizo interesante el proyecto me llamó la atención. Una vez que me contactaron no dudé en tomar el reto”.

Y tras un breve análisis de la Selección Mexicana, el Pelusa hizo un llamado a periodistas para que lo acompañen a entrenar y “ahí se darán cuenta... Yo no vengo a mejorar el futbol mexicano, vengo a apoyar a Dorados y ellos a mi”.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses