Su primer acercamiento con México fue l a cumbia de los Ángeles Azules , de ahí su deseo por conocer Iztapalapa, pero todo era una anécdota. En marzo recibió una llamada inesperada: Marco Garcés, Director Deportivo del Pachuca , la invitó a formar parte de los Tuzos. El segundo objetivo en su vida por fin estaba logrado.
Evelina Cabrera
por fin recibía una oportunidad. Trabajar en el desarrollo humano del club, psicología y coach, las partes que reforzaría durante unos meses en el cuadro hidalguense; hoy ya es un año más de contrato y formará parte del cuerpo técnico de la Sub 20.
Aquella niña que nació San Fernando, Argentina,
que vivió en la calle, sufrió discriminación, violencia de género y amante de la cumbia mexicana, hoy es el escape y apoyo de futbolistas que se acercan a ella para darle claridad al rumbo del jugador lejos del rectángulo verde.
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“Los jugadores me veían como 'quién es, qué va a hacer con nosotros'. Ya que fuimos aplicando las sesiones, y ellos fueron conociéndome, se ha generado un vinculo de respeto y cordialidad. La mejor experiencia es con la Primera. Los chicos de la Sub 20 y 18 vieron lo que pasaba y ellos tuvieron mejor disponibilidad conmigo”, declaró en entrevista para EL UNIVERSAL Deportes.
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El machismo, demostrar que todo lo pueden y virilidad dentro del equipo, es una barrera que impide al futbolista sacar sus problemas extracancha.
“Un montón de jugadores se acercan. Siento que existe esta particularidad que tiene que ser macho, siempre estar al 100, el banco de suplentes es la muerte para ellos . La presión externa repercute y me vienen a buscar por su cuenta. Yo soy un complemento”, explica Cabrera, de 34 años.
Que su familia esté orgullosa de ella y que le dieran una oportunidad, los dos objetivos de vida que ya cumplió Evelina . Ahora, todo es global. “Recorro un camino para que otras puedan correr mañana”. Su labor altruista en los barrios pobres de Argentina, sus pasos en el futbol y su influencia, la tienen como una de las 100 mujeres más influyentes del mundo , según la BBC. ¿El siguiente paso? Abrirle la puerta a los que dudan de sí mismos.
“Nací en un lugar muy pobre, cuando mis papás se separan, para llamar la atención me voy de la casa, tenía 13 años... de los 13 a los 15 iba y venía, después me dormía en la intemperie, cuidaba carros dormía en cartón. El no es un motor para mí, por ser pobre, por ser mujer El sistema, la sociedad, te puede tirar. Tenía que decidir entre tomar un camión o comer, me miraban de manera despectiva. Ne decían 'Negra de m…' de ahí el nombre de mi libro (Alta Negra) por que estoy orgullosa de donde vengo. Ahora mi único mensaje es que todas esas nenas y nenes de barrios puedan cambiar su realidad si lo intentan”.
“En el lugar donde yo nací escuchaba música mexicana y colombiana, y yo venía de la cabeza con Cañaveral, Yaguarú, Angeles Azules y les dije 'que alguien me lleve a Iztapalaba', todo se reían y me decían que podía ser peligroso. Entonces ojalá puedo ir al barrio para trabajar algunas cosas cómo lo hago en Argentina. Toda esa música me apasiona, nací de barrio humilde y amo la cumbia”.
“Cuando me lo notifican, yo pensé que era mentira. Me han pasado cosas en la vida que me siento afortunada, otras tristes, pero no me caigo. Cerrar una asamblea de la ONU en New york, un G20, The Economist me dio un premio. Pero no es lo que busco, cuando estaba de embajadora de la OEA me llegó un mensaje de que uno de los barrios que ayudo necesitaba agua, entonces son esos contrastes que me motivan y necesito conectarme con la gente, con la realidad para tener empatía, hay que ser realistas y es importante vivir todos los parámetros”.
“En diciembre fui a un barrio donde ayudo en la parte social, estaba en un equipo con niñas, dirigiéndolas. Y en eso se me acerca un nene y me dice '¿por qué diriges a ellas y no a nosotros?' Y tenía razón, por qué no empezar la igualdad desde ahí. Desde ese momento cambió mi perspectiva, armé un proyecto para trabajar en inferiores”.