Ese día, cuando le dieron el nombramiento, cuando el destino la alcanzó, lo recuerda con nervios todavía. “No lo imaginaba, no cruzaba por mi cabeza que de eso era de lo que se trataba, cuando me querían ver en el CAR”.

Llegó el momento y a se le hizo el ofrecimiento: Ser la directora técnica de la Selección Mexicana Femenil... la Mayor: “Me llené de todos los sentimientos y emociones que un ser humano puede tener. Fue un momento de choque de emociones, esperaba cualquier cosa menos eso, en verdad. Lo soñé, lo trabajé, pero no lo esperaba. Mi reacción no la imaginaría nadie”.

Y llegó, después de años de dominio masculino, el futbol femenil tiene en Mónica a su cabeza, a su guía, a su modelo a seguir. Es un triunfo, como un título logrado, pero apenas es el inicio de todo en esta incansable lucha, una batalla que se da aunque no se quiera entrar a ella. “Tenemos que seguir levantándonos, buscando espacios como mujeres, hemos avanzado a pasos agigantados, pero falta para que haya equidad de género. Claro, hay espacios, apoyos. En el futbol femenil debemos trabajar para que las jugadoras tengan un mejor estilo de vida, mejores apoyos, y hablo de y en todo, mercadotecnia, medios de comunicación, de clubes… Aún hay mucho qué hacer”.

Cuando niña, no había espacios para que las chicas jugaran al futbol, así que inició con hombres y fue vista como invasora, aunque al final los conquistó. Soñó y voló alto, más allá de lo que pudo imaginar.

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Jugó una Copa del Mundo con tan sólo 15 años de edad y después, cuando en la cancha dijo basta, comenzó a picar piedra hasta este momento.

“Creo en la capacidad de las personas, y no hablándote de género. He estado rodeada por hombres y mujeres que me han impulsado para ser una persona mejor”, manifiesta la entrenadora nacional.

Ya no están los Cuéllar, quienes guiaron a las selecciones de femeniles por años, pero el pasado no está enterrado, “de Leo, de Cristhopher, al mismo Roberto Medina, todas debemos agradecerles muchas cosas. Ellos trabajaron cuando no había nada, y metieron a México a Mundiales, a torneos donde se nos veía como bichos raros, porque sin liga estábamos presentes. Hoy, ellos son mi ejemplo y de ahí para adelante, a buscar más logros.”

—¿Hoy es menos o más complicado ser mujer en el futbol?

—Es un privilegio ser mujer, en el momento en que se esté viviendo, es una dicha ser mujer. Somos seres humanos de mucho carácter, valentía, siempre buscando lograr nuestros objetivos y sueños. Soy una privilegiada en pertenecer a este género. Me encanta la época en que vivo y nos queda seguir abriendo camino a las nuevas generaciones.

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