Las gradas del estadio Universitario lucieron pletóricas. Y como recompensa, ambos equipos no quedaron a deber en intensidad. Las plantillas más caras del país cumplieron en espectáculo.
Las
Águilas tomaron mano al abrir el marcador con polémica. A los ocho minutos, Emanuel Aguilera asistió en corto dentro del área. La esférica se paseó cerca de Oribe Peralta, que en fuera de lugar, dejó seguir la jugada. Bruno Valdez llegó oportuno sólo para empujarla y dar el primer grito de júbilo, pero el de rabia de Tigres que reclamaron al árbitro Marco Antonio Ortiz.
El tanto azulcrema obligó a una feria de anotaciones por ambos bandos. Encerrarse no era opción a tan temprana hora del partido.
Y volvió a ser el
América de las jornadas anteriores. Dominante, el de presencia, con diversas oportunidades de gol desperdiciadas. Justo a la media hora, Roger Martínez falló en el uno a uno con Nahuel Guzmán. El meta argentino provocó de inmediato un contragolpe que acabó en el fondo de la portería de su compatriota Agustín Marchesín, quien fue un espectador más ante la jugada individual de Luis Rodríguez. El Chaca, con un recorte soberbio a Mateus Uribe, tiro a segundo palo, para el 1-1.
Y fue el momento que la localía requería. Despertó el felino que al principio del cotejo sólo se ocupó en lamer sus bigotes. Incluso, a cinco minutos del empate, Valdez, en su cumpleaños 26, de nuevo fue protagonista al sacar sobre la raya un remate frontal de
Luis Quiñones.
Entre vientos turbulentos
América volvió al vestidor, pero en grupo. Había que calibrar de nuevo la idea de la contundencia y el orden en sus líneas. Charla que dio resultado un minuto después de iniciado el segundo tiempo, luego de un tiro de esquina que finalizó con un gol de cabeza de Aguilera, para el 1-2.
América quiso más. No se conformó, pese al ingreso de
Edson Álvarez por el volante Andrés Ibargüen, para sumarse a labores defensivas. A los 56’,
Guido Rodríguez encontró de espaldas el balón dentro del área y resolvió de media vuelta para firmar el tercer tanto azulcrema de la noche.
Sin embargo, un descuido de la defensa americanista le dio vida a los regiomontanos. El
francés André-Pierre Gignac fue asistido cerca de la media luna , para probar a “Marche” con un rápido disparo que recortó distancias en el marcador, por 2-3.
Los de
Ricardo Ferretti, poco finos a la hora de llegar al arco de
Marchesín, voltearon la tendencia ofensiva con ajustes en el ataque, con la reparación en Liga de
Javier Aquino y Enner Valencia. Los revulsivos que el
Tuca necesitaba para sacar del bache a los suyos, pero imposible al toparse con una pared defensiva y milagrosas atajadas del guardameta águila, que vio a los suyos resistir embates que terminaron por desesperar al Piojo Herrera, que entre reclamo y reclamo, le costó la expulsión, aunque al final de cuentas con la satisfacción de haberle ganado al “incomparable”… sin pretextos, sin echarle la culpa al arbitraje. Por su propia gracia.