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Tiago Volpi era un ídolo en Gallos Blancos
. No era un jugador más; era el portero, era el que salvaba los partidos, era líder y guardián, ejemplo e imagen.
Cuando se fue, un gran vacío quedó no sólo en el arco del Querétaro , sino también en el equipo, se fue más que un jugador, pero la directiva, raro en una de ellas, pensó primero en los deseos del futbolista que en el negocio, y lo dejaron marcharse para cumplir su sueño de jugar por su selección.
Se quedó el canterano Gil Alcalá que en pocos partidos demostró que no estaba listo, aún, para tal responsabilidad y se trajo al argentino Nicolás Navarro.
Y si no se ganó el lugar del brasileño, en el juego ante el Guadalajara se ganó, por lo menos, el respeto de su estadio, que estuvo lleno para ver el empate a cero. Un resultado que ya comenzó a afectar al Rebaño en cuestión de posición en la tabla, ya salió de zona de Liguilla, y la razón principal fue el portero Navarro.
En cuatro ocasiones el cancerbero demostró que tiene las facultades para forjar su propia historia en el Querétaro. Cuatro atajadas, de cuatro formas diferentes. Primero en un tiro de larga distancia a Villalapando. Enseguida en un mano a mano derrotó a Vega. En el segundo tiempo en un tiro a primer poste se interpuso a Pulido y en la cuarta recorrió bien su área para cortar un remate.
Poque si hubo un equipo que quiso, ese fue el Guadalajara , pero el problema de siempre, no tiene gol... Pulido juega más para los demás que pare él; Vega a veces está demasiado lejos del marco; Brizuela es intermitente y los rivales se crecen ante el Guadalajara.
El juego estaba controlado por Gallos, hasta que raro en él, Vucetich lo descontroló, al cambiar a línea de cuatro le dio el control total al Guadalajara que no tardó en meter hasta cuatro hombres en el ataque para tratar de hacer daño, pero ahí Novaretti y compañía se volvieron en una gran muralla, llena de plumas pero muralla.
Aunque Cardozo lo intentó de todas formas, la realidad es que Chivas es un equipo chato. Lleno de buenas intenciones y de juego atractivo pero que no es suficiente para su prosapia. Si no le puede ganar al último lugar de la tabla, no tiene a qué acercarse a las finales. Hoy las araña, pero no más.
El abucheo de La Corregidora es consecuencia de la decepción que hay del equipo tapatío, de un cuadro que no tiene el plus que le hace falta para ser de elite, y que a pesar de su historia, sigue hundido en la mediocridad, mientras que Gallos en manos de Vucetich ahí va, poco a poco, recuperando el iempo que se perdió.
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