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El Manchester City, sin ideas y con Pep Guardiola en la grada, se llevó un duro correctivo, amplificado por sus groseros errores defensivos, y perdió 1-2 con el Olympique de Lyon en su estreno en la Champions League 2018-19.
La peor versión del City esta temporada se tradujo en una derrota inesperada en el Etihad Stadium que deja a los 'Sky Blues' con un escaso margen para más fallos, si quieren cumplir con los pronósticos y clasificarse como primeros de grupo.
Enfrente se encontraron un Lyon que, gracias a los goles de Maxwel Cornet y Nabil Fekir, se llevó tres puntos con los que seguro no contaba Bruno Genesio, entrenador de los franceses, y que ponen de manifiesto el peligro de un equipo rápido arriba y seguro atrás. En la noche de Manchester, el Etihad le dio la bienvenida a la 'Champions' con el dominio que atesora el equipo de Guardiola cada vez que pisa el tapete verde.
Esta vez, sin el técnico catalán en la banda, debido a la sanción que acumula de la temporada pasada, cuando fue expulsado en su duelo de cuartos de final ante el Liverpool. Con una boina y sufriendo, Guardiola vio el partido en la grada y Mikel Arteta, su ayudante, fue el que distribuyó las órdenes desde el banquillo. Probablemente, Arteta estuvo satisfecho con los primeros minutos de su equipo, que tuvo la posesión y llegó con frecuencia al área de los franceses. La ocasión de gol más clara la tuvo en su cabeza Aymeric Laporte, que se encontró con un poste en un remate muy escorado tras un centro envenenado de Ilkay Gündogan.
Las combinaciones entre David Silva y Raheem Sterling, ya recuperado de sus molestias, eran lo más peligroso de un City que poco a poco fue incomodado por el Lyon hasta llevarse dos ganchos mortales a la postre. No estaban finos los 'Sky Blues' en la salida de balón, lastrados por Fernandinho, y lo pagaron. El brasileño perdió un balón centrado en el minuto 26, el Lyon trazó la jugada por la banda izquierda, con un centro tras el que Fabian Delph falló estrepitosamente al intentar despejar.
Cornet se encontró el balón y lo cruzó ante Ederson (0-1). El despiste defensivo no despertó a los celestes, sino que los confundió aún más. La herida podría haber sido mayor si el árbitro, el italiano Daniele Orsato, hubiera visto una mano clara de Kyle Walker dentro del área en el minuto 40.
El City continuó desangrándose en el centro del campo y otra pérdida, fraguada entre Fernandinho y Laporte, acabó con Fekir en la frontal del área acribillando a Ederson con un inapelable disparo raso pegado a un poste (0-2). Arteta vio la debilidad en el medio y salió del tiempo de descanso con defensa de tres, subiendo al centro del campo a Delph.
Las ocasiones empezaron a caer a favor de los locales, más por el propio embotellamiento de los franceses, conformes con el 0-2, que por la ausente creatividad del City. Anthony Lopes, con sus intervenciones, exhibió reflejos y salvó a los suyos, que a punto estuvieron de marcar el tercero cuando Memphis Depay, viejo conocido de la otra orilla de Manchester, mandó un mano a mano a un palo. Solo la entrada de Leroy Sané, suplente en favor de Sterling, dio algo de luz al City, ya que de sus botas nació el 1-2.
El alemán se marcó un jugadón por la banda izquierda, dejando en el camino a dos defensas, puso el balón atrás y Bernardo Silva lo ajustó con el interior a la red de Lopes. A partir de ahí, con 20 minutos por delante, el City se volcó, pero sin encontrar ocasiones claras de gol, ni siquiera con la entrada de Sergio Agüero y Riyad Mahrez. La derrota, primera de la temporada para el City, obliga a los ingleses a no fallar más para no complicarse su posible clasificación a los octavos de final.
La peor versión del City esta temporada se tradujo en una derrota inesperada en el Etihad Stadium que deja a los 'Sky Blues' con un escaso margen para más fallos, si quieren cumplir con los pronósticos y clasificarse como primeros de grupo.
Enfrente se encontraron un Lyon que, gracias a los goles de Maxwel Cornet y Nabil Fekir, se llevó tres puntos con los que seguro no contaba Bruno Genesio, entrenador de los franceses, y que ponen de manifiesto el peligro de un equipo rápido arriba y seguro atrás. En la noche de Manchester, el Etihad le dio la bienvenida a la 'Champions' con el dominio que atesora el equipo de Guardiola cada vez que pisa el tapete verde.
Esta vez, sin el técnico catalán en la banda, debido a la sanción que acumula de la temporada pasada, cuando fue expulsado en su duelo de cuartos de final ante el Liverpool. Con una boina y sufriendo, Guardiola vio el partido en la grada y Mikel Arteta, su ayudante, fue el que distribuyó las órdenes desde el banquillo. Probablemente, Arteta estuvo satisfecho con los primeros minutos de su equipo, que tuvo la posesión y llegó con frecuencia al área de los franceses. La ocasión de gol más clara la tuvo en su cabeza Aymeric Laporte, que se encontró con un poste en un remate muy escorado tras un centro envenenado de Ilkay Gündogan.
Las combinaciones entre David Silva y Raheem Sterling, ya recuperado de sus molestias, eran lo más peligroso de un City que poco a poco fue incomodado por el Lyon hasta llevarse dos ganchos mortales a la postre. No estaban finos los 'Sky Blues' en la salida de balón, lastrados por Fernandinho, y lo pagaron. El brasileño perdió un balón centrado en el minuto 26, el Lyon trazó la jugada por la banda izquierda, con un centro tras el que Fabian Delph falló estrepitosamente al intentar despejar.
Cornet se encontró el balón y lo cruzó ante Ederson (0-1). El despiste defensivo no despertó a los celestes, sino que los confundió aún más. La herida podría haber sido mayor si el árbitro, el italiano Daniele Orsato, hubiera visto una mano clara de Kyle Walker dentro del área en el minuto 40.
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El alemán se marcó un jugadón por la banda izquierda, dejando en el camino a dos defensas, puso el balón atrás y Bernardo Silva lo ajustó con el interior a la red de Lopes. A partir de ahí, con 20 minutos por delante, el City se volcó, pero sin encontrar ocasiones claras de gol, ni siquiera con la entrada de Sergio Agüero y Riyad Mahrez. La derrota, primera de la temporada para el City, obliga a los ingleses a no fallar más para no complicarse su posible clasificación a los octavos de final.