Ahí, sentado en la primera butaca del banquillo local, Pedro Caixinha contempló plácidamente los 40 minutos finales de la que bien pudo ser la última Supercopa en muchos años. No necesitaba desgastarse. El duelo fue finiquitado gracias a la precisión de billarista presumida por sus futbolistas y el instinto suicida del Necaxa .
Primer título del semestre para La Máquina . Logrado con la goleada (4-0) que otorgó paz al entrenador portugués, quien suspiraba por un depredador del área, más allá de que sobre el lienzo verde del Dignity Health Sports Park tenía al suyo.
Milton Caraglio
se lo recordó con aquel seco cabezazo que hizo estéril el vuelo de Hugo González (20'). Fue la gran jugada de peligro en el duelo, suficiente para un equipo que mostró alta efectividad a la hora cero, pese a las dudas sobre su "punch".
Ese que resultó incontestable para los Rayos , quienes enseñaron un enorme poder de autodestrucción. Primero, Cristian Calderón cometió una mano en el área, no marcada por Diego Montaño . Después, Eduardo Herrera falló la hipotética igualada, tras el soberbio pase de Kevin Mercado .
Aunque su obra maestra llegó justo antes del descanso. Un tiro libre a su favor mutó en fugaz contragolpe cementero, finalizado por Elías Hernández (44'), quien no jugaba un duelo oficial desde el 22 de febrero.
Para entonces, Caixinha ya había olvidado el desencuentro que tuvo con un grupo de aficionados celestes y del América al inicio del partido. Mientras el lusitano daba sus primeras indicaciones, fue insultado. Tras unos minutos, la policía controló el problema y expulsó a un fanático de La Máquina .
Simple anécdota en una tarde con tonos azules, porque el Necaxa aún es rojiblanco gracias a su carmesí pantaloncillo. Las rayas verticales en su camiseta son pasado, ahora es totalmente blanca.
Vestimenta tan desconocida como su futbol, ese que no existió, ni siquiera para defender. Para muestra, la falta de concentración de Calderón en el tanto de Edgar Méndez (46'), quien arrancó atrás de él en la acción.
El resto fue simple trámite, discreto peloteo entre un equipo que se supo muy superior y otro que lució desconcertado.
El juego estaba decidido y no pasaba algo más... Hasta que Jonathan Rodríguez presumió su potencia y dejó el esférico al paraguayo Juan Escobar , quien redondeó su presentación como cruzazulino con un tanto (86'). Jugó como lateral derecho, aunque su puesto natural es la zaga central.
El Cruz Azul es el dueño, quizá, de la última Supercopa en años -por el cambio de formato en la Copa MX - y del primer volumen del choque con los Rayos . El sábado será el segundo, en Aguascalientes y dentro de la Liga MX .