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Cruz Azul
se quedó a un gol de la hazaña, mas los fantasmas de su historia no pudieron evitar su eliminación, pese a imponerse en la vuelta de los cuartos de final, por 1-0 ante un América que abogó a la suerte.
Triunfo celeste que no sirve de nada, sólo para curar el dolor del orgullo que fue maltratado en la ida, con la victoria americanista (3-1) que anticipó su pase a la semifinal desde el jueves pasado.
Desde la primera parte, los cementeros lucieron conectados a la exigencia de un partido de Liguilla . Sin caer en la desesperación, se hicieron de la posesión y de constantes llegadas a la portería de Agustín Marchesín.
Sin embargo, hubo más tensión que futbol con el pleito verbal del técnico azulcrema Miguel Herrera con el estratega portugués Pedro Caixinha , luego de una jugada que casi abre el marcador a favor de los celestes y precedida de un fuerte choque de cabezas entre Igor Lichnovsky y Guido Rodríguez.
Con el contención americanista tirado en el césped, el Piojo explotó en reclamos al cuarto árbitro por no detener la jugada.
Para la segunda mitad, el pitido de La Máquina aumentó la intensidad frente a un pasivo cuadro americanista que no se inmutó por liquidar la llave y llevar el cotejo al límite.
Apenas el cronómetro marcó los 48' y el Estadio Azteca retumbó con un grito de esperanza, al ser Jonathan Rodríguez, que al quitarse la marca de Guido Rodríguez, el que puso el 1-0 con un riflazo que fue imposible de atajar para Marche.
La variante con la que Caixinha saltó a la cancha, con línea de cinco y Rafael Baca en la banca, agarró por sorpresa al acérrimo que permitió diversas llegadas para tentar al milagro celeste en una eliminatoria que respaldaba a los amarillos por 15 juegos sin perder contra los cementeros.
Pero los celestes no bajaron los brazos, agotaron el reloj con un América replegado y al acecho con pobres contragolpes de Renato Ibarra y Oribe Peralta, quien sustituyó a un desapercibido Nicolás Castillo.
Incluso, el milagro en el Azteca apareció, pero con el bando azulcrema, al ser el arquero argentino quien detuviera una pelota sobre la línea de gol, uno que ya cantaban en la nerviosa tribuna del Coloso de Santa Úrsula.
Al pitazo final lo acompañó una trifulca entre jugadores, pero que no trascendió de la despedida del Cruz Azul, con la cara en alto a diferencia de la inoperancia y soberbia del América que salvó la paternidad y la serie para avanzar a semifinales.