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Atlético y Real Madrid empataron hoy sin goles en un duelo más intenso que bueno y que de nada sirvió a ninguno de los dos equipos, ya a diez puntos de un Barcelona que se dispara como líder autoritario a la Liga española. El conjunto azulgrana ganó previamente por 3-0 en el campo del Leganés y puso el choque del Wanda Metropolitano al rojo.
La primera parte tuvo una intensidad extraordinaria, aunque las ocasiones escasearon. El Atlético comenzó con una presión muy adelantada y consiguió llevar el partido a su terreno durante los instantes iniciales ante un Real Madrid confuso. El argentino Ángel Correa fue la sorpresa en la alineación rojiblanca y a los cinco minutos tuvo una ocasión inmejorable tras un regalo de Raphael Varane.
Erró clamorosamente ante Kiko Casilla la que fue la única oportunidad de los locales antes del descanso. Poco a poco, y agarrado a la posesión, el Real Madrid logró adueñarse del duelo con Isco y Toni Kroos como principales argumentos. Le obligó al Atlético a ir dando progresivos pasos atrás y dio suficientes motivos para marcharse al descanso con ventaja. Pero, como es habitual, no tradujo sus ocasiones en gol. Ni Karim Benzema ni Cristiano Ronaldo fabricaron desmarques. Así, Kroos mandó fuera un remate cercano que parecía franco y más tarde Sergio Ramos pudo marcar de cabeza en una jugada en la que los blancos reclamaron penal por una patada en la cabeza de Lucas Hernández. El central blanco sería sustituido al descanso.
El Atlético agradeció la llegada del intermedio ante un Real Madrid que acabó acumulando llegadas, aunque errático en el pase final. Un lastre muy serio. El conjunto blanco insinuó una salida similar a su final de la primera parte, pero poco a poco se disipó esa sensación. Y no fue tanto por la presión del Atlético, muy tibia, sino por su propia incapacidad para encontrar armonía en su juego a través de combinaciones.
El encuentro se volvió plano y quedó a expensas de un detalle de una individualidad concreta o un error defensivo. La solución que propuso Zidane para el Real Madrid fue quitar a un desafortunadísimo Benzema para poner a Marco Asensio.
Y Simeone descartó a Griezmann, también opaco, para situar a Fernando Torres. Otro de los cambios fue Kevin Gameiro por Correa y el francés tuvo la ocasión de variar el cansino destino del choque a los 78 minutos tras un gran pase de Torres.
Varane sacó bajo palos un balón que entraba. A ninguno le valía el empate y la intensidad de los últimos minutos suplió la falta de calidad del choque. El Real Madrid puso más que el Atlético, pero le faltó la definición. Oblak sacó un disparo de Kroos y siguió apretando ante un Atlético angustiado. Y al final los dos lloraron un resultado magnífico para el Barcelona.
La primera parte tuvo una intensidad extraordinaria, aunque las ocasiones escasearon. El Atlético comenzó con una presión muy adelantada y consiguió llevar el partido a su terreno durante los instantes iniciales ante un Real Madrid confuso. El argentino Ángel Correa fue la sorpresa en la alineación rojiblanca y a los cinco minutos tuvo una ocasión inmejorable tras un regalo de Raphael Varane.
Erró clamorosamente ante Kiko Casilla la que fue la única oportunidad de los locales antes del descanso. Poco a poco, y agarrado a la posesión, el Real Madrid logró adueñarse del duelo con Isco y Toni Kroos como principales argumentos. Le obligó al Atlético a ir dando progresivos pasos atrás y dio suficientes motivos para marcharse al descanso con ventaja. Pero, como es habitual, no tradujo sus ocasiones en gol. Ni Karim Benzema ni Cristiano Ronaldo fabricaron desmarques. Así, Kroos mandó fuera un remate cercano que parecía franco y más tarde Sergio Ramos pudo marcar de cabeza en una jugada en la que los blancos reclamaron penal por una patada en la cabeza de Lucas Hernández. El central blanco sería sustituido al descanso.
El Atlético agradeció la llegada del intermedio ante un Real Madrid que acabó acumulando llegadas, aunque errático en el pase final. Un lastre muy serio. El conjunto blanco insinuó una salida similar a su final de la primera parte, pero poco a poco se disipó esa sensación. Y no fue tanto por la presión del Atlético, muy tibia, sino por su propia incapacidad para encontrar armonía en su juego a través de combinaciones.
El encuentro se volvió plano y quedó a expensas de un detalle de una individualidad concreta o un error defensivo. La solución que propuso Zidane para el Real Madrid fue quitar a un desafortunadísimo Benzema para poner a Marco Asensio.
Y Simeone descartó a Griezmann, también opaco, para situar a Fernando Torres. Otro de los cambios fue Kevin Gameiro por Correa y el francés tuvo la ocasión de variar el cansino destino del choque a los 78 minutos tras un gran pase de Torres.
Varane sacó bajo palos un balón que entraba. A ninguno le valía el empate y la intensidad de los últimos minutos suplió la falta de calidad del choque. El Real Madrid puso más que el Atlético, pero le faltó la definición. Oblak sacó un disparo de Kroos y siguió apretando ante un Atlético angustiado. Y al final los dos lloraron un resultado magnífico para el Barcelona.