Ahora que se ha ido de los Pumas, han empezado a trascender algunas de las situaciones que protagonizaba y no ayudaban a la institución.

Resulta que el ahora expresidente deportivo de los universitarios apenas se daba el saludo con el entrenador Andrés Lillini, ya que desde hace varios meses tenían severas diferencias en cuanto al armado —más bien desarmado— del plantel tras el subcampeonato de diciembre.

De hecho, el técnico ni siquiera dio el visto bueno para la mayoría de los refuerzos que llegaron para este torneo. Muy bonito.

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