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En el Super Bowl se cuidan de los reporteros mexicanos
Si no recuerdan quién es Mauricio Ortega, en Minneapolis cualquier voluntario del Super Bowl sabe de quién se trata. Y es que este “célebre” personaje mexicano que robó artículos de Tom Brady en 2015 y 2017, es una especie de enemigo público para la NFL.
Al momento de revisar las acreditaciones de los representantes de los medios de comunicación, si un reportero dice “soy de la prensa mexicana”, los trabajadores piensan que es el periódico donde Ortega fungió como editor y con el cual conseguía la credencial para ingresar al partido y vestuario. Las preguntas son constantes, hasta que la situación se aclara. Sí, aquel incidente marcó a la prensa mexicana que cubre el Super Bowl.
Rodolfo Cota perdió los modales que presumía
En esta época en que las relaciones entre los futbolistas y los medios de comunicación están más que tensas (gracias, Darwin Quintero), hay jugadores que no entienden que lo cortés no quita lo valiente. Anteayer, en la llegada de algunos seleccionados nacionales al aeropuerto de la Ciudad de México, se vieron dos formas de educación: la de Oswaldo Alanís, quien con todo y los problemas que trae encima, el veto de Chivas, etc., pidió a los reporteros amablemente que le dieran “chance, porque me pueden comprometer, por favor, no puedo hablar”. Caso muy diferente al de Rodolfo Cota, a quien parece que haberse quedado en el Guadalajara le agrió al carácter, ya que trató muy mal a cuanto periodista se le acercó.