Era el 23 de enero de 2001. Pablo Hernán Gómez , delantero argentino del Pachuca , ídolo de aquellos Tuzos que consiguieron salvarse del descenso y ser campeones en el Invierno de 1999, murió cuando regresaba de ver a su cuñado , Ariel González, que jugaba en el San Luis, en un accidente automovilístico. Iba con su esposa.
Hernán dejó huérfanos a dos niños, uno de ellos, Pablo Leandro Gómez , quien debutó ya en Primera división, ayer, con el Puebla, y con el número 20 en su espalda, como su padre.
Tiene la cara de su madre, la estatura de su padre y es calvo, como lo era en ese entonces Pablo Hernán… O por lo menor se rasuró su cabeza.
“Estoy muy contento, la verdad es que estaba un poco nervioso, pero ya se dio el debut”, dijo el pelirrojo.
Entró al minuto 68, por Matías Alustiza, quien como siempre, salió molesto del campo.
De pocas palabras, de muchas felicitaciones. Pablo Leandro es felicitado por todos sus compañeros a su paso.
-Día importante parta ti.
“Se lo pude dedicar a él,
a ellos y debuté con el 20 -el número de su padre- que es lo más importante”.
-¿Cómo ha sido tu vida desde aquel día?
“Ha sido duro, muy duro,
pero me he dedicado a trabajar, y siempre estaré agradecido con mis tíos, mis abuelos, mi hermana, por todo el apoyo que me han dado y por supuesto, al cielo”.
Cuando Pablo Hernán y su esposa fallecieron , la directiva de Pachuca anunció que habría todo el apoyo a sus herederos, al final el hijo no debutó ahí, debutó en Puebla.
-¿Por qué no seguiste tu carrera en Pachuca?
“Pues en Pachuca no se nos dio la oportunidad. Pero no estoy enojado con ellos, la verdad es que amo a Puebla, y aquí debuté”.
-¿Qué recuerdas de tu padres? ¿Te acuerdas de haberlo visto jugar?
“Lo he visto en video, en youtube, pero la verdad no lo recuerdo”…
Y la imagen queda. 17 años después el otro Gómez, el hijo de Pablo Hernán , cabalga como el padre lo hizo en las canchas mexicanas. El pelirrojo se va a su casa, mirando al cielo.