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edgar.luna@eluniversal.com.mx
Si hay algo que no soporta Gerardo Martino en la disciplina de su equipo son dos cosas, y de ellas habla Pablo Zeballos, exjugador de Cruz Azul y quien estuvo bajo las órdenes del técnico en la selección de Paraguay.
“No deja que subestimes al rival... Quiere que juegues igual contra selecciones de primer nivel y contra las que no lo son”. Además, es muy estricto en ciertas cosas internas, “no es que te mate o algo por el estilo si llegas tarde a una concentración o una comida, pero sí se enoja demasiado y lo toma muy en cuenta”.
En Paraguay, Martino es poco menos que una deidad. Estuvo a cargo de su equipo nacional de 2007 a 2011; clasificó al Mundial de Sudáfrica 2010 y jugó la final de la Copa América en 2011.
Han pasado ocho años de su partida y sus conceptos siguen vigentes. “Me llevó a Copa América , jugué la final contra Uruguay, que no ganamos. Es un técnico serio, justo, correcto. Trata de darle la confianza necesaria al jugador, eso sí, es muy exigente”, recuerda Zeballos .
La exigencia la basa en dos conceptos: no menospreciar al rival. “Una vez me dijo que la constancia en un jugador es importante. Le gusta mucho cuando los jugadores rinden contra un rival muy exigente y de una forma también rinden lo mismo con un rival no tan exigente, hay que actuar con la misma intensidad sea el juego que sea”.
Lo otro, lo que no se nota tanto en la cancha, pero también es importante, es... “Respetar las concentraciones. Si en una concentración te quedaste dormido y llegas muy sobre la hora, no digo que sea imperdonable, pero sí lo molesta. En un plantel de 25 jugadores considera que no es justo hacer eso. Todos esos detalles hacen al futbolista más exigente consigo mismo”. Y también es muy claro desde el inicio, “nadie está por encima de nadie. Todos tienen las mismas posiblidades, es igual con los jóvenes y los más veteranos, a todos les da su lugar”.
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