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Nashville.— Sus 167 centímetros de estatura, que provocaron la burla del defensa estadounidense Matt Miazga, y ese rostro que aún denota huellas del acné, lo hacen parecer un niño que juega a ser grande, pero Diego Lainez va en serio.
Tras ser titular por primera vez con la Selección Mexicana a nivel mayor, el nuevo chico consentido del futbol nacional advierte que sus 18 años de edad no son un motivo que le impida ser titular en la Copa del Mundo Qatar 2022.
“Voy a trabajar para eso. Es lo que tengo en la mente”, sentencia. “Sé que estoy muy joven, pero voy a luchar por un lugar en el Mundial, que es el sueño para cualquier futbolista”.
El tabasqueño es uno de los estandartes de la nueva generación en el balompié mexicano, esa con la que se busca modificar el rostro del Tricolor, que se ha quedado fuera en los octavos de final en las más recientes siete ediciones de la Copa del Mundo.
Nada nuevo.
Diego sabe que su mayor posibilidad vendrá para el certamen que México, Estados Unidos y Canadá albergarán en 2026, pero nadie le puede prohibir con soñar en ser parte importante del representativo nacional en el Medio Oriente. A final de cuentas, ya dio los dos primeros pasos: debutar y empezar un partido de verde.
“[Me siento] muy bien, contento de que se me esté tomando en cuenta”, comenta el chico, a quien las luces de las cámaras y los micrófonos todavía impresionan. “[Continuaré] haciendo las cosas bien y a seguir por ese camino, lo trataré de hacer”.
Para lo que será básico mantener el nivel mostrado en el América, donde tiene que afianzarse en la titularidad para que Ricardo Ferretti le convoque de cara a los siguientes duelos de preparación: jueves 11 de octubre, contra Costa Rica en Monterrey, y martes 16 de octubre, frente a Chile en Querétaro.
Por lo pronto, Lainez atesora el bagaje que le dejaron los choques ante Uruguay y Estados Unidos.
“Sirven mucho. Soy joven, pero esto es una gran experiencia y ojalá se sigan sumando”, reconoce. “Fue maravilloso estar en esta gira, el objetivo es mantenerme en el grupo para las que siguen”.
No hay algo que le haya incomodado, ni siquiera el polémico episodio con Miazga, quien buscó hacerlo menos e intimidarlo sobre el césped del estadio Nissan.
Con madurez, Diego considera que es “algo que pasa en el futbol, roces... No va más allá. Es totalmente normal”.
Así es que no hay rencores hacia el zaguero estadounidense. En el fondo, está convencido de que volverán a encontrarse en el futuro, porque planea quedarse en el Tricolor durante varios años y su primera gran escala, según lo ha planeado, será durante el Mundial Qatar 2022.