Aunque la autopsia determinó que falleció como consecuencia de una insuficiencia cardíaca crónica que le provocó un edema de pulmón, las circunstancias previas a la muerte del astro del futbol mundial aparecen dominadas por una serie de contradicciones y misterios.

Las sospechas sobre una posible desatención de Maradona se concentran en dos integrantes del grupo dedicado a cuidar al director técnico de Gimnasia y Esgrima La Plata: la enfermera Gisela Madrid y el neurocirujano Leopoldo Luque.

Esas dudas sobre el desempeño de la enfermera se fundaron en las tres versiones distintas que aportó sobre los movimientos y reacciones de Maradona, previas a la muerte.

Según fuentes de la investigación, en un documento que, todavía no fue incorporado en el expediente, la enfermera consignó que a las 9.20 habría ingresado en la habitación y que Maradona, se negó a tomarse controles de signos vitales.

Esta circunstancia habría sido volcada por la testigo en el informe escrito que presentó ante su supervisor en la empresa de servicios de enfermeros para pacientes con internación domiciliaria. Hasta anoche este documento no había sido presentado en la causa.

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En su primera declaración testimonial, la enfermera manifestó que llegó a las 6.30 a la casa del lote 45 del barrio San Andrés, nada mencionó de que Maradona se había negado a que le hicieran controles.

Al tomar la guardia, la enfermera explicó que su colega le dijo que no había novedades y que Maradona se negó a cenar, aunque estaba hidratado por haber consumido líquidos.

Según la testigo, ingresó en la habitación no antes de las 10 para suministrar la medicación, pero como encontró dormido a Maradona, decidió no despertarlo y resolvió esperar que llegaran la psiquiatra y el psicólogo para no interrumpir el descanso dos veces.

Al declarar por primera vez, la enfermera manifestó que, a las 8.50 escribió un mensaje en el grupo de WhatsApp que integran los encargados de cuidar al capitán del seleccionado argentino de futbol, para comunicar que Maradona estaba descansando.

La enfermera relató que, minutos después de las 11.30 llegaron la psiquiatra y el psicólogo, se dirigieron a la habitación de Maradona, lo llamaron en voz alta y, debido a que no respondía, la convocaron a ella y a Maximiliano.

Ante la falta de respuestas, ella y la psiquiatra comenzaron con las maniobras de reanimación. Casi al mismo tiempo, según la testigo, Maximiliano, el asistente de Maradona, llamó a la ambulancia.

Así terminó la primera declaración de la enfermera que había formado parte de los ocho testigos que fueron interrogados Esas personas formaban parte del entorno del astro del futbol mundial y del personal que estuvo en la casa de Maradona. En esa lista no figuraba Ricardo, el enfermero que cuidó a Maradona durante la noche debido a que se había retirado del country a las 6.30.

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Por tal motivo, el enfermero Ricardo declaró un día después que Gisela. Hasta la aparición en escena de Ricardo, el sobrino de Maradona, Johnatan Espósito había sido la última persona que había visto con vida al exfutbolista.

En su declaración, Ricardo manifestó que, antes de dejar la guardia, ingresó en la habitación y encontró a Maradona descansando en su cama, durmiendo y respirando normalmente. Con el relato del enfermero, expuesto bajo juramento de decir la verdad, se determinó que Johnatan no había sido el último que vio con vida al excapitán del seleccionado argentino de futbol.

Después de la declaración de Ricardo, su colega Gisela, decidió ampliar su testimonio y describió una circunstancia que no había mencionado el día anterior. La enfermera manifestó que a las 7.30, escuchó un movimiento y creyó que era Maradona caminando por el dormitorio, aunque no entró en la habitación.

La enfermera realizó ambas declaraciones bajo juramento y constituyen, hasta el momento, las únicas que figuran en el expediente.

Un informe olvidado

Sin embargo, en las últimas horas apareció una nueva versión de los hechos que la enfermera consignó en la planilla de novedades entregada a la empresa para la que trabaja. En el informe, Madrid señaló que a las 8.30, el paciente seguía descansando y que a las 9.20 se negó a que le controlaran los signos vitales. Esta planilla será incorporada en las próximas horas en el expediente y, posiblemente, sea convocada nuevamente a declarar para que explique por qué no mencionó esos hechos en las instancias anteriores.

Si bien la enfermera fue cuestionada por el abogado de Maradona, Matías Morla, tiene a su favor el informe de la autopsia, que indicó que el exjugador de Boca, falleció a las 12.

Los forenses llegaron a esa conclusión cuando revisaron el cuerpo, el miércoles pasado, a las 16. El director de la Asesoría Pericial de San Isidro, Federico Corasaniti; su colega del Departamento Judicial San Martín y el director la División de la Policía Científica de la policía bonaerense tomaron la temperatura corporal y establecieron que la muerte ocurrió cuatro horas antes del peritaje.

Esto significa que, para los legistas Maradona falleció a las 12. Ese horario podría tener un margen de error de aproximadamente minutos, lo que coincidiría con el relato de la enfermera.

Los llamados y el médico

El médico personal de Maradona no estaba en la casa del barrio San Andrés, en el momento de la muerte del exfutbolista. Pero, a las 12.17 llamó para pedir una ambulancia. Hasta el momento, los investigadores no lograron establecer si alguno de los integrantes del entorno de Maradona llamó al neurocirujano para pedir indicaciones sobre cómo proceder ante la crisis que se había desencadenado y de esa forma, se enteró que el exfutbolista había sufrido un paro cardiorrespiratorio.

Debido a que el médico podría, eventualmente, convertirse en un posible imputado, a partir de los elementos que surjan durante la investigación, todavía no fue convocado a declarar como testigo.

El equipo de investigadores supervisados por el fiscal general de San Isidro, John Broyad, e integrado por Laura Capra, Patricio Ferrari y Cosme Iribarren, esperan los resultados de los estudios en las muestras de sangre, orina, cabellos, tejidos grasos y de los órganos del aparato digestivo, para adoptar algún temperamento sobre los profesionales o miembros del entorno que debían cuidar a Maradona.

En las próximas horas, los responsables de la investigación se abocarán a confrontar las declaraciones de los testigos con las imágenes de las cámaras de seguridad del barrio, listados de horarios de los llamados a las ambulancias, libros de guardia en los que se consignaron las identidades de las personas que ingresaron en el country y los cruces de las comunicaciones telefónicas.

Para saber si la muerte de Maradona fue el resultado de una cadena de actos negligentes, los investigadores deberán comparar la historia clínica, que ya fue incorporada en el expediente, con los resultados de los análisis realizados en las muestras tomadas del cuerpo del exfutbolista.

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