Dentro del , el control sanitario está en su máxima potencia, con cuidados hasta con lupa para evitar aglomeraciones y una escena similar a lo visto en Pachuca a media semana… fuera del recinto, descontrol absoluto.

El Cruz Azul y los Tuzos (global 0-0) se juegan el pase a la final del Guardianes 2021 esta noche, por lo que la afición celeste se desató en las inmediaciones del inmueble dos veces mundialista.

Cientos de fanáticos –de los 20 mil, aproximadamente, que vivirán el cotejo– recibieron al autobús de La Máquina , situación que provocó todo lo contrario a las medidas que deben tomarse dentro del Azteca.

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La mayoría de estos “apasionados” seguidores no portaron cubrebocas y aglomeraron la entrada de los transportes oficiales. Aunque la Liga MX presumió en sus redes sociales que los puntos del protocolo sanitario se realizaban al ingresar al estadio, fuera de éste se vivió una realidad distinta.

El Cruz Azul –que hoy cumple 94 años de su fundación– necesita empatar a ceros o vencer al Pachuca para asegurar su lugar en la disputa directa por el título.

Fue apenas la segunda ocasión en 15 meses que el Azteca volvió a abrirse para respirar un partido de los cementeros, tras los cuartos de final ante el Toluca, por lo que para muchos fue su primera vez de vuelta a Coloso de Santa Úrsula en más de un año. El aforo permitido para el encuentro de esta noche es del 25 por ciento, una cantidad que ya se agotó en el boletaje.

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Todas las miradas están sobre la Liga MX por lo sucedido a mitad de semana en Pachuca: el sobrecupo en el estadio Hidalgo , que provocó sanciones económicas a los Tuzos y el veto al recinto en caso de clasificar a la final.

Desde dentro, en el Azteca se ha cuidado hasta el mínimo detalle; fuera de éste, como si la pandemia ya se hubiera esfumado del país.

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