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daniel.blumrosen@eluniversal.com.mx
Desde la llegada de Matías Almeyda al banquillo del Guadalajara (15 de septiembre de 2015), el club se ha caracterizado por realizar pocas compras de futbolistas, aunque la mayoría de éstas han representado importantes sumas de dinero.
Para el Clausura 2016, el Rebaño Sagrado se reforzó con el volante Orbelín Pineda y el atacante Carlos Gullit Peña. El primero, procedente del Querétaro, costó 4.5 millones de dólares y se mantiene como pieza importante en el esquema del Pelado, más allá de algunos altibajos. El segundo nunca respondió a las expectativas, pese a que —en su momento— fue el fichaje más caro en la historia de la institución (8.1 millones de billetes verdes).
Ser eliminado por el América en cuartos de final resultó un duro golpe, por lo que la chequera volvió a abrirse de cara al Apertura 2016, certamen para el que arribaron los volantes José Juan Vázquez y Néstor Calderón, así como el atacante Marco Bueno. Sólo el Gallito fue mediante compra, con un costo de 4.9 mdd. En el siguiente torneo, fue el hombre que anotó el gol que significó la duodécima estrella para el club.
Y ya con el certamen avanzado, por fin se concretó el fichaje del delantero Alan Pulido, cuyos derechos federativos costaron al Guadalajara 17 millones de dólares.
El plantel que se coronó hace medio año fue redondeado con la contratación del atacante Rodolfo Pizarro, para el inicio del Clausura 2017. El chico costó aproximadamente 12 millones de billetes verdes y fue determinante en la Liguilla, al marcar frente al Toluca —en las semifinales— y contra los Tigres en el primer capítulo de la serie por el campeonato.