Las autoridades de la ciudad de Guadalajara están muy atentas; el estadio Jalisco se ha vuelto un búnker.
El clásico tapatío entre Atlas y Chivas ya es más que sólo un duelo de futbol, es una prueba más para el futbol mexicano, de mostrar que puede con estos espectáculos, que puede contra la violencia, esa violencia que cobró protagonismo después de los lamentables hechos ocurridos el pasado 5 de marzo en el estadio La Corregidora de Querétaro.
Desde ayer, las autoridades de la ciudad han realizado varios recorridos, junto con los agentes de seguridad, pública y privada que estarán este domingo cuidando el orden.
No quieren que se les escape nada.
El estadio Jalisco abrirá sus puertas para que se ocupe el 100 por ciento de su aforo, 56 mil 713 personas para las cuales habrá 2,158 elementos al pendiente.
El mismísimo Mikel Arriola, presidente de la Liga MX, estará presente supervisando todo el operativo.
Se anunció que ni la barra del Atlas , la famosa Barra 51, acudirá al estadio, mucho menos la de las Chivas.
En lo futbolístico, Atlas con 18 puntos, es favorito sobre el Rebaño, que sólo cuenta con 12. Ojos bien abiertos.
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