Un inicio de año fulgurante y de repente el parón: Zinedine Zidane llega al Clásico liguero del domingo entre el Barcelona y el Real Madrid dispuesto a comprobar si mantiene su aura, mientras el Bernabéu examinará si los progresos de Quique Setién dan para alzar el título.
Líder liguero con dos puntos de ventaja sobre el Real Madrid, el técnico del Barça afronta su estreno en un Clásico en mejor posición numérica que su homólogo merengue, pero con las dudas persistentes sobre su juego.
Setién llegó al banquillo azulgrana en enero con el buen juego por bandera: "El mejor camino es jugar bien", decía en su presentación un 'Cruyffista' confeso, amante del toque que tanto gusta al aficionado culé.
Desde entonces, los resultados ha acompañado, pero el juego sigue generando dudas, especialmente cuando el equipo se pierde en un enorme rondo sin profundidad como fue el caso del 1-1 contra el Nápoles el martes en Champions League, en que los azulgranas no dispararon ni una sola vez a puerta en la primera parte.