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América
enalteció el proyecto de Santiago Solari al humillar al Guadalajara 0-3 en la edición 240 del Clásico Nacional. Fue un baile el que le pusieron las Águilas a las Chivas de inicio a fin. El Rebaño fue una caricatura, un estropajo que arrastró su historia, lo que queda de su prosapia, quedando en el suelo, sin respuesta, sin alma.
Solari
al fin ha encontrado a su cuadro y su estilo de juego, siendo pausado a la hora de pensar y rápido a la hora de ejecutar. Jugueteó con su máximo rival cuando quiso y cuando lo deseó acabó con él, de la mano de Henry Martín, que con dos goles al fin pagó la afrenta de la Liguilla pasada, cuando falló en momentos claves. Ahora resurgió, fue el verdugo y lo mejor, lo pintoresco fue que festejó a lo Cuauhtémoc Blanco, como “emperador” y después poniendo las banderillas.
El Clásico fue del América , que dio un baile amarillo.
Después de que prácticamente al minuto de juego, Jesús Angulo se plantó frente a Memo Ochoa, amenazando “venadear” al América, lo cierto es que las Águilas bailaron y sin música al Guadalajara.
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Fue una sinfonía azulcrema la que se vivió en los primeros 45 minutos de juego. Con Sebastián Córdova como director, Álvaro Fidalgo como solista, Henry Martín como ejecutor, agregándose Pedro Aquino y Richard Sánchez como acompañantes, el juego se movió al ritmo que marcaban las Águilas. Lo único que faltaba era tener claridad, abrir al cuadro tapatío, acabar con tiro a gol las jugadas que se creaban.
Chivas
no ligó dos pases seguidos. Era tal la desesperación por la inoperancia que José Juan Macías tenía que salir de su zona para tocar la pelota, pero ni así.
Cuando parecía que el Rebaño salía sin daño de la primera parte vino el remate de Henry Martín que tomó adelantado a Raúl Gudiño para abrir el marcador (45’).
Vinieron los cambios de Víctor Vucetich tratando de mejorar, inexplicablemente sacó a José Juan Macía s, entregando el juego, porque América siguió jugando al ritmo que quiso y Martín, en un segundo cabezazo en el área anotó el segundo (75’) y dio el pase para el tercero, de Sebastián Córdova, quien también dio un gran juego, que entró caminando a la portería.