El Chelsea , gracias a un solitario tanto de penalti del belga Eden Hazard , derrotó este sábado por la mínima al Manchester United (1-0) y levantó en el estadio de Wembley su octava Copa de Inglaterra (FA Cup ).
El conjunto del suroeste de Londres se quitó el mal sabor de boca de la derrota del año pasado -cayó 1-2 a manos del Arsenal - y consiguió salvar su decepcionante temporada, en la que empezó como campeón de la Premier League y acabó quinto clasificado, fuera de los puestos de Liga de Campeones.
La final del torneo más antiguo del mundo -se disputó la edición número 137- fue un reflejo de los entrenadores, Antonio Conte y José Mourinho, con ambos equipos blindados en defensa y centro del campo y poco lugar para la improvisación y el ataque.
Conte dejó de lado su clásico 3-4-3 y salió de inicio con un 3-5-2, con el tridente Kanté, Fàbregas y Bakayoko en la línea de volantes y Hazard acompañando arriba a Giroud. Morata, que ha ido de más a menos esta temporada, despidió desde el banquillo su primer año en el fútbol inglés.
Mourinho, por su parte, no pudo contar finalmente con Lukaku, quien había estado toda la semana 'entre algodones', y lo reservó de partida. En el 4-4-2 del técnico luso, Alexis y Rashford fueron las referencias en ataque, con Lingard de vértice en el rombo y Pogba, Ander Herrera y Matic completando el centro del campo.
La primera mitad fue soporífera, sin apenas ocasiones ni fútbol, y sólo Hazard en una genialidad logró romper el equilibrio. El astro belga, que había avisado en el minuto 9 con un disparo que sacó desde el suelo De Gea, se fue de Jones con un control orientado en carrera y fue zancadilleado dentro del área por el tosco central inglés.
No falló desde el punto de penalti el '10', que engañó a De Gea y a los 22 minutos subió el 1-0 al marcador -sumó su tanto número 89 en 300 partidos con los 'Blues'-.
A partir de ese momento fue el United que se hizo con el control del balón y encerró a su rival en los últimos 25-30 metros, pero no dio en ningún momento sensación de peligro. Los hombres de Conte, replegados atrás, no sufrían y se sentían cómodos buscando algún contragolpe o algún balón suelto que cazara Hazard o que bajara Giroud.
La única aproximación con ligero peligro del United llegó bien entrada la primera mitad, con un disparo del francés Pogba que se marchó fuera.
Los segundos 45 minutos fueron enteramente de los de Mourinho, con el dominio de la redonda (66%-34%) y lanzados en busca del empate. Rashford, hasta entonces desaparecido, probó por primera vez a Courtois con un lanzamiento desde fuera del área que repelió el guardameta belga, antes de que el colegiado, Michael Oliver, anulara por fuera de juego un tanto de Alexis Sánchez, otro que tampoco tuvo su día en Wembley.
Movió piezas Mourinho en busca del empate y dio entrada al renqueante Lukaku por Rashford y a Martial y Lingard. Tampoco dio muestras de mejoría con ellos sobre el campo el United, que pudo haber recibido el segundo de no ser por un fallo clamoroso de Marcos Alonso en un uno contra uno con De Gea que atrapó el guardameta español.
Con el tiempo cumplido Conte movió por primera vez el banquillo y dio unos minutos/segundos a Morata, que ingresó por Giroud, y a Willian, que ocupó el puesto de Hazard. Los cambios mermaron todavía más el ya de por sí lento ritmo del encuentro, al tiempo que la parte norte de Wembley, donde se ubicaban los aficionados del United, se iba vaciando lentamente.
No se volvió a tocar el marcador y el Chelsea, aferrado a Hazard arriba y a un imperial Rüdiger atrás -fue nombrado MVP- se llevó una merecida victoria que le da su octavo título de FA Cup, igualando en triunfos con el Tottenham Hotspur, y le permite cerrar su agridulce temporada con buen sabor de boca.