Apenas el viernes, Paul Aguilar estuvo a punto de atropellar a un fotógrafo. El zaguero americanista arrancó su automóvil a toda velocidad para tratar de evadir a los medios de comunicación y por poco provoca una tragedia. Ya después el futbolista justificó que tenía prisa para ir por sus hijos y hasta dio entrevistas, algo que Aguilar nunca da.

El caso es que la práctica de salir como cafres es común entre los elementos que habitan en el Nido de Coapa. Les gusta, como se dice, rechinar llanta al mero estilo de Rápidos y Furiosos.

Pisan el acelerador y muchas veces ni se fijan quiénes están afuera. Esperemos que le bajen a su velocímetro, porque acuden niños a esperar a sus ídolos y ojalá nunca haya algo que lamentar.

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