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El adiós del portugués fue el inicio de una larga carrera de errores que engrosó el libro negro de los cementeros y que cayó en lo ridículo con la caída de la contratación de Paulinho Boia , el brasileño que llegó como refuerzo, pero que regresó a Brasil por no pasar los exámenes médicos.
“Es lo que se hace normalmente en todos los clubes, la contratación se da después de pasar los exámenes médicos. El muchacho terminó el torneo jugando, no tiene ninguna molestia física, pero desgraciadamente según los exámenes médicos que le practicaron, aparece una pequeña fisura en el cartílago de la rodilla, la cual compromete su desarrollo deportivo en la institución”, dijo Jaime Ordiales , director deportivo del equipo y quien ha cargado con todas las fallas de la directiva desde aquel día de septiembre y que se han transportado al campo de juego.
Fallas, errores, toda una historia digna de un libro negro.
Vino la reaparición de Víctor Garcés como vicepresidente, autoproclamándose como mandamás y poniendo en duda la autoridad de Ricardo Peláez, en ese entonces director deportivo.
Peláez quería llevar a Antonio Mohamed como técnico y Garcés se negó, la consecuencia: Ricardo renunció. No pasaron muchos días y Garcés salió con la “gracia” de demandar a Guillermo Álvarez, según él para protegerlo.
Días después, sin director deportivo en funciones, se anunciaban los primeros refuerzos y Billy proclamaba su autoridad. Pasaba el tiempo y no había director deportivo, hasta que llegó Jaime Ordiales.
Se contrató a Lucas Passerini, pero el fichaje de Alex Castro estuvo por truncarse, debido a la injerencia de promotores. No acabó ahí: Se lesionó Milton Caraglio, se vendió a su reemplazo.
Lesión de YosimarYotún y no había suplente. Falta de planeación. El equipo inició con dos derrotas seguidas.
Se desató la crisis, hasta la no contratación de Boia. Historias dignas de un libro negro, el libro negro del Cruz Azul, listo para un segundo volumen.
edgar.luna@eluniversal.com.mx