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El pasado 23 de junio se cumplieron tres años de que María Fernanda Peña y su marido Alejandro murieron, después de que el futbolista profesional Joao Maleck estrellara su auto contra ellos.
La familia de María Fernanda no pudo salir a la calle a depositar flores, no pudo realizar una misa, “estamos amenazadas”, dice Claudia Álvarez , tía de la fallecida.
“Hemos sido objeto de amenazas continuas, y todo porque queremos justicia”, menciona.
Están a la espera de que el Tercer Colegiado Federal dé una resolución sobre el amparo que se tramitó, al estar inconformes por la sentencia de tres años, ocho meses y 15 días, que permitió que el futbolista saliera en libertad, “pagando el daño”. Un cheque de depósito, que por cierto: “Sigue en el juzgado, mi hermana —la señora Martha Álvarez— no quiere tocar ni un solo peso del hombre que mató a nuestra hija”.
Cosas extrañas, raras han acontecido alrededor del caso Joao Maleck , muchas de éstas parecieran favorecer al hoy futbolista del Tepatitlán de la Liga de Expansión, por el solo hecho de eso, de ser jugador de futbol: “Parece que ser futbolista te da privilegios de matar a dos personas y estar impune”. Los días pasan y la resolución no llega. “Confiamos en las autoridades”, dice la señora Claudia de manera diplomática, que desde hace tres años murió también un poco.
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