La vuelta de los cuartos de final entre Cruz Azul y América tiene en una relativa calma a la policía capitalina.

Previo al choque en el estadio Azteca se reportaron breves peleas entre aficionados.

Sin embargo, lo que puso en alerta a las autoridades fue un hostil recibimiento a aficionados cementeros, cuyo autobús fue blanco de piedras que arrojaron fanáticos azulcremas, en uno de los estacionamientos del Coloso de Santa Úrsula.

La policía intervino, para calmar los ánimos, aunque no hubo detenidos.

El operativo de seguridad en el clásico joven está conformado por más de mil 300 efectivos, con rigurosas revisiones en torniquetes y en los túneles donde ingresan los grupos de animación radicales.

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