America y Pumas llegaron al Clásico Capitalino con el mismo número de puntos y urgidos de un triunfo. El empate servía de poco, aunque hay unos que saben a gloria.
Los de Coapa terminaron con nueve hombres (sí, otra vez el árbitro Miguel), pero no terminaron con la hegemonía sobre los Pumas, quienes no pueden derrotar a las Águilas desde hace tres años. Corrían apenas 17 segundos de haber iniciado el partido cuando el marcador se abrió. Felipe Mora remató entre Bruno Valdez y Edson Álvarez un centro de Martín Rodríguez para poner arriba a los universitarios.
Las Águilas no desesperaron, con sus cuatro cambios en la alineación titular, de a poco se adueñaron del partido hasta que consiguieron su recompensa al minuto 32. Oribe Peralta cubrió el esférico todo lo que quiso, eludió rivales, de a poco se metió en el área y sacó un disparo al rincón para igualar el marcador. Todo cambió en el campo (que cabe mencionar, ya luce mejor). Cuando las Águilas comenzaban a tomar las riendas del juego, Roger Martínez vio la tarjeta roja al 38' por una fuerte entrada sobre Alejandro Arribas. Las cosas cambiaron y el dominio volvió a ser para los visitantes.
La segunda mitad fue totalmente para los del Pedregal. Sabedores de la superioridad numérica, los Pumas se fueron al ataque en todo momento. América sufría pero podía con los embates felinos, pero todo empeoró. Bruno Valdez recibió la roja directa por una entrada sobre Pablo Barrera al minuto 67.
¿Podría empeorar todo? Sí, Carlos González al 71 le devolvió la ventaja a los universitarios y América se caía a pedazos. El Coloso de Santa Úrsula era una sucursal del Olímpico Universitario. La desesperación en las bancas reflejaba el momento que viven ambos equipos. La de Pumas parecía manicomio y la de los locales un funeral. El tiempo se agotaba y los de la UNAM se veían victoriosos. Pero de la banca llegó el héroe de la noche.
El último cambio del América. La última apuesta de. Miguel Herrera, un delantero y a esperar ayuda divina. Era el tiempo de compensación. Pumas atrás contra nueve hombres del América. Andrés Ibargüen mandó un balón al área y ahí estaba Martín. Saltó más que nadie, remató de cabeza al poste contrario de Alfredo Saldívar y el balón se incrustó en la red. América rescató un empate con sabor a victoria. Y sí, hay empates con sabores distintos. Pumas perdió dos puntos, América arrebató uno.