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En el futbol mexicano cada año hay miles de jóvenes, de chicos que sueñan por ser futbolistas.
Ese sueño tiene que superar la competencia, las carencias económicas en algunos sentidos, y también el maltrato, el bullying que se vive dentro de los planteles, no entre jugadores, que existe, pero sí con entrenadores, con profesores que abusan de su poder, de su estatus que en cierto momento pueden truncar o retardar la carrera de un futuro futbolista profesional.
En América se vivieron casos de este tipo durante mucho tiempo, durante muchos años, y ahora ahora salen a la luz.
Uno de estos es el del portero Rodolfo N., joven guardameta que quiso crecer en el club de sus amores, pero…
Rodolfo siempre había querido jugar en el América, era su sueño de niño, era su sueño de vida. Por eso cuando José “El Cocodrilo” Valdez, exjugador de las Águilas y ahora buscador de talentos, le hizo la invitación para sumarse a las fuerzas básicas de las Águilas, no lo dudó…
El sueño se estaba cumpliendo. Pero el joven portero nunca pensó que llegar a Coapa volvería sus ilusiones en pesadilla, al grado de tener que dejar al equipo de sus amores, todo por el “capricho” o “la envidia” y hasta la corrupción de un seudoentrenador, que lo atacó, le hizo “bullying”, razón por la que tuvo que recurrir hasta a un sicólogo para no dejarse vencer.
“Creo que todo lo que le pasó a Rodolfo ha sido por pura envidia”, dijo una persona cercana al joven futbolista a EL UNIVERSAL Deportes, quien pidió el anonimato, para no afectar la carrera del guardameta… “Lo conozco desde muy chavo, desde siempre le ha ido al América, por eso cuando el Cocodrilo le ofreció irse para allá , ni lo dudó”.
Rodolfo cayó con el pie derecho en el América… Llegó de 12 años y de inmediato por sus cualidades lo subieron a la Sub 13 y ahí comenzaron los problemas, los extraños problemas, pues le decían “que no servía para nada”, que “lo iban a correr”.
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Todo “por envidia, porque según se ocupaba más de sus redes sociales que de sus entrenamientos. Por ese profe Miguel, que ni siquiera era profesor, Miguel Martínez El Kacharro".
El Kacharro comenzó a bombardear a Rodolfo diciéndole que no era bueno, que no tenía cualidades, que si de él dependía no iba a jugar, y para acabarla, “comenzaba a pedirle a los muchachos que le llevaran todas las mañanas un café o un tamal, y él se lo llevaba para no tener problemas”.
Mas a pesar de cumplir con ese acto de corrupción, Rodolfo dejó de ser titular indiscutible de su equipo. El tiempo pasó, los años llegaron, y el hostigamiento seguía.
Según se enteraron, el “profesor” Kacharro, que no tenía título vigente, ya había tenido problemas en el club en el equipo femenil, y por eso lo mandaron con los menores, “con las mujeres era lo mismo, las maltrataba, les decía que no servían, pero no se metía con las consagradas, como una Cecilia Santiago, lo sabía...”.
De tantas quejas, los “jefes” obligaron al “profesor” a ofrecer disculpas, “lo hizo y hasta le regaló unos guantes… Pero dos semanas después volvió a lo mismo, y otra vez encaró al joven portero por lo de las redes sociales: ‘tú no entiendes’ le dijo, ‘mira, Memo Ochoa por una letra que ponga recibe miles de seguidores, y tú no llegas ni a 100. Te aviso, no vas jugar la Jornada 1, ni la la 2, en la 4 no vas a ir a Juárez -porque habían traído un portero de Pachuca-. Al final te vas a ir”.
La familia del portero volvió a hablar con los jefes, como lo habían pedido, cuando los insultos, los ataques, estuvieran frescos: “La familia les dijo que esto era de demanda, no para el club pero sí para este señor, porque por todo lo que le habían dicho, el muchacho tenido que ir a un psicólogo. Además este tipo tenía malos antecedentes, antes vivía en el club y lo corrieron por llegar a las tres o cuatro de la mañana con aliento alcohólico, la gente de seguridad se quejaba de eso. Lo terminaron sacando de vivir en las instalaciones, cuando hubo un robo en Coapa”.
Además, al revelarle a Rodolfo que no jugaría en las primeras jornadas, el Kacharro había roto varias reglas, dijeron los jefes, “él no tenía por qué decir cuándo y cuándo no jugaba, era cuestión de planeación y eso nunca se les comunica a los muchachos, hasta que se da la lista de convocados”.
Volvieron a prometer que le llamarían la atención. “Pero no entendió”. Hubo un enfrentamiento, cara a cara con la familia del muchacho, y se defendió, “dijo que lo estaban malentendiendo, que todo lo que le decía era para que el chico se pusiera las pilas, que no era personal”.
Finalmente, en febrero de este año, el Kacharro le dijo a Rodolfo N., que quedaba fuera del equipo: “’Ya no das la talla., no vas a ser considerado’ más…”.
¿Qué hacía Alfredo Tena ante esto? El Capitán Furia era director de fuerzas básicas del América en ese tiempo. “Pues nada… La verdad es que él delegaba y no se ocupaba de esos asuntos, además ya sabía que se iba, que lo iban a despedir, y lo entendemos, estaba ocupado en otras cosas”.
Pero el sueño de Rodolfo continúa… Sigue jugando en las fuerzas básicas de otro club, un equipo donde sí lo respetan y se ocupan de su crecimiento, y el “profesor” que lo maltrató, pues sigue en el club, el nuevo director de fuerzas básicas, el español Raúl Herrera, quizá no sabe sus antecedentes.
Esta es la historia de otro prospecto mexicano que lucha por cumplir su sueño, superando la competencia interna, el medirse con otros jugadores, pero más que nada superar los obstáculos de “profesores”, “entrenadores” que juegan con las ilusiones de estos…, sólo por tener un ápice de poder.
¿Cuántos más habrá no sólo en Coapa, sino en el futbol mexicano?