En un año y tres meses, en noviembre de 2022, el Mundial de Qatar iniciará. Todos los ojos del mundo, toda la atención deportiva, social, cultural y política estarán sobre esa zona del Medio Oriente, como lo están ahora con la situación en Afganistán y el control que tienen, de nueva cuenta, los talibanes sobre el país. Afganistán está a 1,856 kilómetros de Qatar, en un vuelo de dos horas, y algunos se preguntan: ¿El régimen talibán puede poner en peligro, de alguna manera, la Copa del Mundo? “No lo creo factible, pero más allá de pensar, por prejuicios, en cómo los talibanes van a amenazar al Medio Oriente, habría que poner más atención sobre las condiciones de vida que hay en Qatar, la intolerancia a los homosexuales, cómo se trata a la mujer y a los trabajadores ilegales”, opina David Mendoza, experto en política Internacional y especialista em Medio Oriente por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
“Veo complicado —agrega el especialista—, que Afganistán se vuelva un problema para el Mundial y el planeta. El discurso de Estados Unidos es claro, sus tropas se han ido, mantenerlas es caro, no habrá intervención”.
Se habla de que los talibanes, regresan más moderados, “pero hay que ser claros, estas personas no se guían por una constitución, se rigen por La Sharía —su interpretación libre del Corán— y las mujeres serán las principales afectadas. La ayuda que pidió la capitana de la selección femenil de futbol es la muestra más clara. En 2001 [cuando Estados Unidos entró en el país con el pretexto de buscar a Bin-Laden y Al Qaeda], muchas cosas cambiaron. Las mujeres pudieron estudiar, manejar, hacer deporte, usar pantaloncillos cortos… Esa mujeres que hoy tienen 20, 30 años de edad, verán cambiar su vida de una forma abrupta”.
Haciendo a un lado a Afganistán, “habría que observar lo que ha pasado en otros países de Medio Oriente, el norte de África, Turquía, Irán, Iraq, Paquistán… Y también Qatar. Estas naciones se rigen bajo el pensamiento islámico y sus costumbres no están muy alejadas de los talibanes. En Qatar está penadísima la homosexualidad. Hace algunos años, las mujeres no podían si siquiera manejar un auto, tener libertades individuales. Organizaciones como la FIFA han dejado de lado muchas de estas situaciones”.
Y ni hablar del trato a los trabajadores ilegales: “Los tratan como esclavos. Quizá eso sea en lo que debamos interesarnos más que en el régimen talibán”.
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