Invicto desde hace casi cuatro meses y rebosante de confianza, el ruso Daniil Medvedev , demasiado fuerte para el griego Stefanos Tsitsipas este viernes, lanzó un aviso de su potencial a Novak Djokovic antes de la final del Abierto de Australia el domingo.
Intratable en el servicio, M edvedev (4º) no dio opción a su rival heleno (6º), al que derrotó 6-4, 6-2, 7-5, ante más de 7.000 aficionados en la Rod Laver Arena de Melbourne.
El ruso se clasificó a su segunda final de Grand Slam un año y medio después de la perdida en 2019 en el US Open ante Rafa Nadal.
La víspera, Djokovic, liberado de sus dolores abdominales, puso fin en tres sets (6-3, 6-4, 6-2) a la aventura del ruso Aslan Karatsev (114º del mundo).
Para el N.1 del mundo serbio será su 9ª final en el Abierto de Australia, en la que buscará su 18º título de Grand Slam, lo que le acercaría al récord de 20 títulos 'Grandes' que ostentan Roger Federer y Nadal.
"Él nunca perdió en la final aquí, él tiene toda la presión, corre detrás de Roger y Rafa", indicó Medvedev.
"Sólo espero que yo muestre mi mejor tenis, sé que puedo ganar a los grandes nombres si juego bien. Él tiene evidentemente más experiencia, pero también más que perder", insistió.
Su última derrota se remonta al pasado 30 de octubre, en cuartos de final en Viena, ante el sudafricano Kevin Anderson (6-4, 7-6).
FINAL FEMENIL
Gane Naomi Osaka o no el campeonato del Abierto de Australia — y hay que dejar en claro que se espera que gane — esto es cierto: el tenis tiene una nueva figura dominante.
Seguro, es posible que Osaka podría perder ante Jennifer Brady, la 22da cabeza de serie, en el duelo por el título del sábado en el Melbourne Park.
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Después de todo, Brady también ha irrumpido por su juego potente en canchas duras, gracias a su fuerte servicio y revés. Llevó a Osaka al tercer set antes de perder la semifinal del Abierto de Estados Unidos en septiembre y ahora se sobrepuso a una estricta cuarentena de dos semanas en Australia para alcanzar su primera final de Grand Slam.
Pero es Osaka , tercera preclasificada, quien abrumó a Serena Williams en la semifinal.
La japonesa es la que ostenta una racha de 20 triunfos que se remonta a la pasada temporada. Y es la que busca su segundo título del Abierto de Australia y el cuarto trofeo de Grand Slam — y apenas tiene 23 años.