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Una victoria más y los Vikings estarán en su casa para el Super Bowl.
Minnesota llega inspirado a Filadelfia, donde enfrentará a los Eagles, después de su milagroso triunfo de la semana pasada (frente a Saints). Ahora se enfrentan a los líderes de la Conferencia Nacional, que están listos para arruinarles el sueño de jugar el partido más importante del año en su propio estadio, el U.S. Bank.
Los Eagles y los Vikings fueron los dos mejores equipos en la NFC casi durante toda la temporada regular, potentes defensivas.
Se dice que las defensas ganan campeonatos. En este caso, al menos el de la Conferencia Nacional. Minnesota permitió la menor cantidad de yardas (275.9) y la menor cifra de puntos por partido (15.8).
Filadelfia fue cuarta en la Liga en yardas permitidas (306.5) y cuartos en unidades (18.4).
“Usualmente, cuando tienes una buena defensa, vas a mantenerte con posibilidades de ganar partidos”, señaló el head coach de los Vikings, Mike Zimmer. “Y luego puedes ganarlos al final”.
Vikings tiene tres jugadores de su defensa elegidos al Pro Bowl: Everson Griffen, Anthony Barr y Xavier Rhodes.
“Son agobiantes”, comentó el entrenador de Eagles, Doug Pederson. “[Griffen] puede estropearte un partido. Mezclan un poco de todo, y no sabes con qué te van a atacar. Rhodes es un tremendo, y los secundarios llegan muy bien”.
Todos los comentarios sobre la defensivaa de Minnesota parecen motivar a Filadelfia, que es desfavorecido en las apuestas por segunda semana consecutiva.
“Cuando enfrentas a los mejores, según las estadísticas, obviamente que es una motivación”, dijo Fletecher Cox, de Filadelfia. “Sabemos que el que juegue mejor en la defensa va a ganar el partido. Estamos preparados y no vamos a cambiar algo”.
En la ofensiva, ambos equipos llegan con quarterbacks suplentes, Case Keenum y Nick Foles.
Keenum estuvo en la banca hasta que Sam Bradford se lesionó después de la Semana 2; Foles entró hasta la 14, cuando Carson Wentz se rompió ligamento cruzados de la rodilla.