se volvió en el primer equipo mexicano y de la Concacaf, en llegar a la final del Mundial de Clubes al derrotar al campeón de la Conmebol, el Palmeiras por 1-0 con gol de André-Pierre Gignac de penalti.

Tuvieron que pasar nueve intentos para lograrlo. Los felinos han hecho lo que ni Pachuca, Monterrey, Cruz Azul y América lograron, dar el paso hacia la gran final.

El rival saldrá del juego entre el campeón de Europa, el alemán Bayern Múnich y el Al-Alhy de Asia.

El héroe como siempre fue el Tigre Más Grande, Gignac quien con solvencia marcó desde los once pasos, pero además del galo, hay que destacar el juego de gente como Luis Rodríguez, Luis Quiñones, Carlos Salcedo y Guido Pizarro... Entre otros.

Tigres jugó como siempre y como nunca. Siendo quizá un poco más precavido pero efectivo en la generación de jugadas de gol, ante un Palmeiras que no cambió mucho respecto al que se vio en la final de la Copa Libertadores contra Santos: especulativo y poco ambicioso.

Apenas al minuto 3 Carlos González hizo exigir a Weverton con un remate con la cabeza.

Esto hizo que los brasileños se preocuparan más por tener el balón, pero sin ser profundos. Mucha lucha en el medio campo, mucho tratar de ganarle la espaldas a los centrales regios, pero ahí estuvo Nahuel Guzmán para jugar como líbero y cortar los avances.

Del minuto 15 al 30 Tigres vivió su crisis, pero Palmeiras encontró solo encontró un resquicio para un disparo de Rony que puso trabajar al Patón.

Eso despertó a Tigres que no se vio más dinámico, pero sí más ambicioso, sobretodo con las incorporaciones del Chaka Rodríguez y Dueñas. Así Gignac entró al área y tiró cruzado pero Weverton volvió a atajar y casi al final de la primera parte, el francés volvió a cabecear y el guardameta brasileño volvió a desviar.

La anécdota quedó cuando Gignac se encaró con el técnico del Palmeiras por una falta cometida cerca de su zona técnica.

Todo lo bueno que hizo Tigres en la primera parte, lo coronó en la segunda, cuando el Chaka Rodríguez filtró el balón a Carlos González, pero el paraguayo fue sujetado por la defensa brasileña. El penalti fue claro y también el gol que logró André-Pierre Gignac en consecuencia (53').

Tigres con la ventaja, raro en ellos, siguió siendo el mandón en la cancha, queriendo el balón, teniéndolo y tratando de generar. González volvió a entrar al área y fue derribado, pero no para que se le marcara penalti de nueva cuenta.

Palmeiras quiso despertar. Cinco cambios realizó el técnico portugués en busca de reacción pero pocas veces lograron sobrepasar las dos líneas de cuatro de los Tigres, la única vez que pudieron, el Chaka Rodríguez salvó desviando el balón cuando Nahuel ya estaba vencido.

Se agregaron seis minutos. Aquino y González se acalambraron; Nahuel salió con temeridad.

Nada pasó. Tigres logró la hazaña. Nadie antes que ellos. El primer club mexicano y de Concacaf en llegar a la final del Mundial de Clubes

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