Puede caer bien o mal, pero los números y campeonatos de Tom Brady lo colocan en la cima de la NFL .
Previo a su décima participación en el Super Bowl, en busca de su séptimo anillo de campeonato, aún existen los debates sobre si el californiano es el mejor jugador en la historia de la Liga. A sus 43 años de edad, lideró a los Buccaneers de Tampa Bay al gran partido de febrero, modificó la mentalidad de la franquicia y está a 60 minutos de convertirse, apenas, en el segundo quarterback en alzar el trofeo Vince Lombardi con distintos equipos.
Brady ha evadido contestar si se considera el mejor, bajo una filosofía de ser siempre una versión superior a la que fue ayer.
“Cada año aplico el mismo plan: debo seguir mejorando y pensar que el próximo año será mejor que éste”, dijo el QB.
Desde que comenzó su carrera, al ser la selección 199 en el Draft de 2000, el pasador ha superado las expectativas y se ha encargado de desafiar a quien se le ponga enfrente, como lo harán Patrick Mahomes, Andy Reid y los Chiefs este domingo, en la edición LV del Super Bowl.
El legado de Brady también se identifica por ser el aniquilador de dinastías y él mismo se queda con las glorias. En el SB XXXVI –su primero– enfrentó a los Rams de San Luis, conocidos por su ofensiva, apodada The Greates Show on Turf (el Gran Espectáculo sobre el césped) y que competían por su segundo título en tres años. Respaldado por la defensiva de los Patriots, Tom comandó una última serie, que terminó con el trofeo Vince Lombardi en sus manos.
Y así como derrocó al ataque carnero, que nunca regresó al Super Bowl, también superó a la Legion of Boom. En la edición XLIX, con TB12 en los controles y al lanzar cuatro pases de TD, Nueva Inglaterra se impuso sobre una de las mejores defensivas en la historia y que aspiraba a convertirse en dinastía, pero tampoco regresó al gran juego, mientras que el californiano lo hizo otras cuatro ocasiones, incluida la de este domingo.
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