En la
, quizá más que en cualquier deporte profesional, la imagen del entrenador está asociada con una figura paterna. George Halas , propietario de los Osos y uno de los fundadores de la liga era conocido como “Papa Bear” . Después de él, los apellidos Lombardi (Packers) , Landry (Cowboys) , Noll (Steelers) , Madden (Raiders) , son símbolos de equipos, pero muchos de quienes jugaron para ellos los recuerdan como segundos padres.
Cada año, en el Super Bowl era común ver a hombre maduros comandando a un grupo de jóvenes hambrientos de gloria y fortuna. En ocasiones, un joven aparecía para retar a algún veterano curtido, pero la aventura no siempre salía bien. Por ejemplo, en 2019, Sean McVay , que repite en su búsqueda del campeonato este domingo al frente de los Rams , tenía 33 años, pero fue apabullado por Bill Belichick , de 67, ganador de ocho títulos como entrenador, y participante en 11 duelos por la corona.
Pero este año, la imagen del hombre de mediana edad o cerca de entrar en la tercera ( Marv Levy tenía 69 años cuando compitió por última vez en su Super Bowl al frente de los Bills ) al frente de 45 jugadores, quedó atrás. El domingo, McVay , de 36 años, enfrentará a Zac Taylor , coach de los Bengals , nacido apenas tres años antes, en 1983.
¿El cambio de guardia ha llegado a la NFL ? Lo que no está en duda es que McVay puede igualar a Mike Tomlin , de los Steelers , como el más joven en llevarse el galardón a los 36 años, o Taylor , es el segundo de menor edad en hacerlo. Sin embargo, si la juventud de ambos aspirantes traza un paralelismo, sus trayectorias son diferentes. Taylor es el ejemplo de destacado jugador universitario que no alcanza el muy exigente nivel profesional.
Fue quarterback titular en Nebraska , mejor jugador al ataque en la Conferencia de los 12 Grandes, y posee todos los récords en pases lanzadas, yardas avanzadas por aire en esa famosa institución. Sin embargo, sus habilidades no impresionaron a los entrenadores y nadie lo escogió en 2007, cuando terminó su carrera colegial, pese a que en esa promoción no había pasadores destacados.
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Muy joven, a los 29 años, consiguió su primer empleo como entrenador, con los Dolphins , y ayudó al desarrollo de Ryan Tannehill para convertirlo en un jugador confiable, aunque no del mejor calibre. Hoy, con los Bengals , se ha llevado todo el crédito por armar un equipo lleno de talento joven al que ha dado estabilidad. Este es el pináculo de su carrera, que comenzó en Texas A&M , trabajando bajo las órdenes de su suegro, Mike Sherman . McVay , por su parte, fue un discreto receptor en Miami (Ohio) , que destacó por su obsesivo estudio de las grabaciones y su capacidad para diseñar jugadas de acuerdo con las virtudes de su personal.
Hace tres años, ni McVay ni su coordinador ofensivo, Taylor , pudieron descifrar la defensa de los Patriots y los Rams apenas anotaron un gol de campo en el Super Bowl 53 . Ahora, maestro y alumno, casi contemporáneos, se enfrentan. ¿Ganará el más ecuánime Taylor o el dinámico McVay , que siempre parece a punto de explotar? Más allá del resultado, lo que parece anticipar este duelo es la transición hacia un liderazgo de menor edad.