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Al final de la temporada de 2016, Jed York , propietario de los 49ers de San Francisco , despidió a Chip Kelly como entrenador en jefe, lo que significó el final de una serie de decisiones desafortunadas en la organización.
Esa serie de resoluciones inició en 2014, cuando se desprendió de Jim Harbaugh, quien los había llevado a su primer Super Bowl en 18 años, como coach del equipo.
Desde entonces, la franquicia contrató y despidió a dos entrenadores más: Jim Tomsula y el mismo Kelly; además de desprenderse de Trent Blake, hasta entonces gerente general y quien fue fundamental para que el equipo llegara a tres finales de la Conferencia Nacional en fila, entre 2011 y 2013.
York
, entonces, rearmó al equipo, que apenas ganó 15 juegos y no clasificó a la postemporada entre 2014 y 2016.
Previo a la campaña de 2017, contrató en la gerencia general a John Lynch, un exsafety que no tenía experiencia en el puesto.
Días después, Lynch y York acordaron que para el puesto de entrenador se añadiera a Kyle Shanahan, quien no tenía experiencia como entrenador en jefe, pero que tuvo un buen paso como coordinador ofensivo con los Texans, Redskins, Browns y especialmente con los Falcons, a los que ayudó a llegar al Super Bowl LI.
York tuvo paciencia con la dupla Lynch-Shanahan, luego de que en sus primeras dos campañas apenas ganara 10 encuentros. Además, apoyó la contratación y de Jimmy Garoppolo y su posterior extensión de contrato, pese a que éste sólo fue titular en un puñado de partidos con los Patriots.
A tres años de la contratación de ambos, la decisión de York le ha dado resultados. Podrá coronarse por primera vez como dueño, si es que vencen a los Chiefs en el Super Bowl LIV.