Cuando Josh Jacobs saltó la línea defensiva de los Broncos de Denver para anotar su segundo tocuhdown y amarrar la victoria de los Raiders de Oakland el lunes por la noche, se aseguró en ser el primer novato, desde LaDainian Tomlinson en 2001 con los Chargers de San Diego, en debutar en la NFL con más de cien yardas desde la línea scrimmage y anotar dos touchdowns.
Pero ese no es el mayor logro que ha tenido el muchacho de 21 años. Sus mayores diplomas se encuentran fuera del emparrillado.
Jacobs
creció en Tulsa, Oklahoma. En su familia nunca tuvo lujos, al contrario, cuando era un buen día su familia apenas tenía lo necesario para sobrevivir.
Sus padres se divorciaron
cuando era niño. Su padre ganó su custodia, pero él no tenía una casa propia para vivir... ni un empleo estable. Por ello, vivió un tiempo con sus familiares, de casa en casa, hasta que los familiares se acabaron.
Cuando eso sucedió, el muchacho dormía en la camioneta Suburban de su padre. Él en la parte trasera y su padre en la delantera. "Mi papá dormía con un arma en el pecho, tenía miedo de que nos fueran a asaltar", recordó en un artículo publicado en el portal The Players Tribune en abril pasado.
Los miedos de Jacobs eran justificados. En alguna ocasión, cuando regresaba de la secundaria con tres de sus amigos, un auto se les acercó e insultaron a uno de los jovenes, éste respondió con otra ofensa. Luego, los hombres bajaron del auto y comenzaron a dispararles.
Josh y el resto de sus amigos se dispersaron, corrieron y los atacantes persiguieron al ahora corredor de los Raiders. Lo persiguieron por varias cuadras, cruzó varios jardines de casas aledañas hasta que por fin logró escapar. Así era su vida en Tulsa.
Poco tiempo después, su padre encontró un empleo y al tiempo él entró al programa de fútbol americano en la preparatoria. Era tan bueno que registró varios partidos de más de 150 yardas. Sin embargo, las becas universitarias no llegaban. Los scouts creían que sus estadísticas estaban 'infladas' por sus entrenadores.
La desesperación lo invadió, pero el destino lo llevó a conocer a un cazatlentos justo cuando lo necesitaba. Le sugirió que abriera una cuenta de Twitter y que subiera sus mejores videos para promocionarse, mientras que él se encargaría de que los scouts de las universidades vieran los videos.
La estrategia funcionó. Al poco tiempo tenía ofertas de becas de Wisconsin, Nuevo México State, Oklahoma y Alabama, la universidad en la que siempre soñó jugar cuando era niño.
Jacobs siguió el sueño de su infancia
y aceptó la beca de la Crimson Tide. Brilló en el fútbol americano universitario y eso le permitió dar el salto a la NFL , donde fue elegido por Oakland con la selección global 24 del draft de este año.
El muchacho destacó en su debut y es una esperanza para el ataque de los Raiders, que recientemente perdieron al receptor estrella Antonio Brown. Desde el 2015 con Latavius Murray, la organización no cuenta con un corredor que rebase las mil yardas por acarreo en la temporada regular.
Jacobs,
el novato que durmía en una Suburban y que brilló en su debut profesional, confesó qué es lo que actualmente lo motiva:
"Corro por mi padre, que sacrificó tanto y trabajó tan duro para mantenerme y educarme. Corro por mi hijo de tres años, Braxton, para que pueda tener un padre del que esté orgulloso, como yo estoy orgulloso del mío".