El protagonista de la noche es , un muchacho de 23 años de edad, oriundo de iowa, y con destino a Cincinnati, para portar el uniforme de los Bengals.

Es la sensación de la noche y la nueva joya en la NFL. Un quarterback que cualquier franquicia quisiera tener, por talento, liderazgo e imagen.

A Burrow se le quedarán las rayas, ya que viene de coronarse con los Tigers de LSU en el futbol americano colegial. En su último año, el diestro fue galardonado con el Trofeo Heisman, que lo catalogó como el mejor jugador a nivel universitario.

La gran pregunta es: ¿Está listo para estar en la NFL ?

Pues… en el papel, sí. El muchacho lo tiene todo: brazo potente, instinto en la bolsa e inteligencia emocional. Hay que recordar que Burrow no pasó toda su etapa de colegial en LSU. Primero, buscó suerte en Ohio State, donde Dwayne Haskins –hoy con los Redskins de Washington– le ganó el puesto como titular.

 

Posteriormente, pasó a Louisina, bajo el programa del entrenador Ed Orgeron . El head coach y quarterback formaron una mancuerna para liderar a los Tigers al Campeonato Nacional. En su última campaña, Burrow lanzó para 5 mil 671 yardas, 60 touchdowns y solamente seis intercepciones.

El futuro del pasador depende de los Bengals, una franquicia sin pies ni cabeza y que suma cuatro años sin Playoffs, en una muy complicada división, acompañados por los Steelers, Ravens y Browns.

El nuevo mentor es Zac Taylor , un joven entrenador, de 36 años de edad, de mucha mentalidad ofensiva, mas –según cuentan en Ohio– con falta de personalidad.

Por lo menos, el primer año será durísimo para Burrow, con todo el peso de ese equipos sobre sus hombros. ¿Podrá?

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