La franquicia no pudo retener a veteranos como Mike Wallace o Ndamukong Suh en su momento; como ahora no pudieron hacerlo con Minkah Fitzpatrick o Kiko Alonso. La falta de jugadores experimentados y el desatino para elegir entrenador en jefe y gerentes generales son algunas de las causas de la debacle

El acuerdo por el que llegaron los Steelers de Pittsburgh para obtener en un canje al safety Minkah Fitzpatrick con los Dolphins de Miami es el ejemplo perfecto de cómo la franquicia de la Florida no ha podido mantener a sus jugadores más talentosos en el equipo.

Fitzpatrick, uno de los mejores elementos de la secundaria de Miami, fue reclutado en la primera ronda del Draft del año pasado. Pero apenas una campaña después pidió su canje, coincidentemente con el peor arranque de temporada que ha vivido la franquicia, que incluye una marca de cero victorias, dos derrotas, 102 puntos en contra y apenas diez unidades a favor.

La negociación y posterior partida de Fitzpatrick apenas es una muestra de la incapacidad que han tenido en lo que va de la década para retener a sus jugadores veteranos y que eso haya sido una buena parte de los pobres resultados actuales.

En el pasado, e incluso simultáneamente, los Dolphins tuvieron en su roster a estrellas del calibre del receptor Mike Wallace, el tackle defensivo Ndamukong Suh y el centro Mike Pouncey. Los tres brillaron con la franquicia o en otros equipos, pero todos se apagaron en algún momento y decidieron irse cuando se convirtieron en agentes libres.

Se fueron pese a dos situaciones que pudieron ser benéficas para ellos: los millones que pudo ofrecerles la organización y la calidad de vida que da la ciudad.

Wallace se fue a Baltimore, Suh a Los Ángeles Rams y Pouncey a Los Ángeles Chargers. Y los tres volvieron a brillar en cuanto se fueron de la Florida.

La franquicia, de la cual es propietaria Stephen Ross, fue incapaz de retenerlos o de sustituirlos con alguien de su calibre.

La incapacidad de retener a veteranos estelares por parte del equipo se ha encrudecido esta campaña. No sólo ha sido Fitzpatrick, también se sumó el linebacker Kiko Alonso y el receptor Kenny Stills, quienes pudieron que fueran intercambiados a otros equipos pese a tener contrato con la organización. Además, hace un par de temporadas cambiaron a Jarvis Landry, su mejor receptor, a los Browns.

La debacle no sólo está sostenida por no mantener a sus veteranos. También se debe a su desatino en la elección de gerentes generales y de entrenadores en jefe.

En lo que va de la década, han tenido tres gerentes generales (Jeff Irlanda, Dennis Hickey y el actual, Chris Grier) y en ese mismo lapso han estado cinco head coaches (Todd Bowles, Joe Philbin, Dan Campbell, Adam Gase y el vigente Brian Flores) y sólo en 2016 pudieron avanzar a a la postemporada.

Ahora, con múltiples selecciones colegiales, algunas de ellas de primera ronda para la edición del 2020, tratarán de reconstruir la organización, que se encamina a ser el espejo de la que jugó en 2015, cuando sólo ganó un juego y perdió 15. Aquella ha sido la peor plantilla en la historia de los Dolphins.

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