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En cada perfil y reporte sobre Jalen Hurts, sobresalen su velocidad y elusividad, así como la potencia de su brazo, cualidades que lo hacen una triple amenaza en el campo.
Pero pocas veces llama la atención su mayor virtud: Fortaleza mental, la misma que le permitió reponerse a una de las peores situaciones que puede enfrentar un atleta de alto rendimiento, ser enviado a la banca debido a tener mal desempeño.
Hurts estuvo en esa situación en enero de 2018, cuando su equipo, el Crimson Tide de Alabama, estaba en riesgo de perder el campeonato nacional ante Georgia. Tras una mala actuación en la primera mitad, el coach Nick Saban decidió sentar a su titular y darle espacio al novato Tua Tagovailoa, para remontar una desventaja de 13 puntos.
Tagovailoa no pensó siquiera en el pánico escénico y trajo a su equipo de regreso, para forzar el tiempo extra, y luego le dio el título con un bombazo de 45 yardas, en la segunda jugada del tiempo extra.
Jalen mantuvo la compostura, siguió trabajando y en el campeonato de la conferencia, otra vez ante Georgia, volvió al campo en reemplazo de Tua. Los papeles se alternaron y Hurts fue el responsable de la victoria, con lo que cerró su etapa en Alabama.
El nativo de Houston siempre ha sabido esperar su momento y, al final de la temporada de 2020 —ya dentro de la NFL—, recibió su oportunidad con los Eagles de Filadelfia, a los que hoy tiene en el Super Bowl.
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