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Gran Canaria.— Envuelta en el mar de dudas propias de un equipo en construcción que obtuvo resultados dispares, la selección española cerrará su año competitivo con un amistoso ante Bosnia, que pondrá a prueba su capacidad de volver a generar ilusión.
Desbordante en los primeros compases de la etapa de Luis Enrique, parece casi desaparecida después de hilar dos derrotas con el nuevo entrenador.
Los tropiezos ante Inglaterra y Croacia, equipos que precisamente decidirán su futuro en la Liga de Naciones de la UEFA, mostraron la fragilidad de una España que todavía busca su identidad después de sus recientes fracasos.
“La situación es la que es y, cuando llegamos a la selección, ya sabíamos lo que había, de dónde veníamos en el Mundial. Estamos en un proceso de cambio generacional y estamos intentando crear un equipo”, se defendió Luis Enrique tras caer ante los balcánicos.
Su espectacular estreno al mando del combinado español con dos contundentes victorias ante los mismos rivales —Inglaterra y Croacia—, había disparado la euforia después del esperpéntico Mundial en Rusia. Tres convocatorias y cinco partidos —cuatro oficiales y un amistoso— después, el ánimo ha venido abajo.
Horas antes de que España comparezca en Las Palmas de Gran Canaria ante una selección bosnia inédita en la historia de la Eurocopa, las dudas sobre el grupo de Luis Enrique son muchas más que las certezas.
Las múltiples pruebas del seleccionador —ya convocó a 27 jugadores en sus tres llamadas—, la doble cara del equipo y las evidentes falencias en líneas tan críticas como la defensa, despertaron de nuevo el pesimismo respecto a un equipo que hoy aprovechará la ocasión para homenajear a David Silva.
La España de Luis Enrique, en cualquier caso, buscará cerrar el año con una victoria que devuelva la esperanza después de un ciclo complicado.