Una manera de no causar alarma para decir que el futuro a largo plazo de la NFL en México no está garantizado podría ser:

“Creo que México es fantástico para nuestros fans, crean un escenario único y creo que la relación seguirá creciendo”.

O tal vez: “Estuvimos muy decepcionados de no poder jugar en México este temporada, pero tomamos la decisión correcta”.

Las anteriores fueron palabras del comisionado de la NFL, Roger Goodell, quien hábilmente habló sobre el vínculo que tiene la Liga con nuestro país, pero sin decir nada.

Aunque la próxima temporada los Chiefs visitarán en el Estadio Azteca a los Chargers, la Liga no informó si el acuerdo se extendía para los tres años siguientes.

Antes de terminar el sexenio de Enrique Peña Nieto, el extinto Consejo de Promoción Turística de México, aclaró que el contrato que el Gobierno Federal firmó con la NFL fue hasta 2018 y que la renovación por tres años más —que en 2017 se anunció—, fue únicamente un trato de buena voluntad, debido a que no se podían comprometer recursos del siguiente mandato.

Goodell señaló —lo que todos sabíamos—, que sostuvo una reunión con el presidente Andrés Manuel López Obrador y que la relación de la NFL con México era sana, pero sin decir más.

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