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El Cruz Azul está atrapado por el último trofeo de Liga que conquistó y por el que aspira a levantar.
Envuelta en una cadena del pasado y futuro, La Máquina necesita trabajar en el presente, antes de que se pase el momento y terminar sin corona, otra vez, lo que alargaría su mala racha.
La historia reciente de los cementeros presenta las complicaciones que tienen cuando un arranque de certamen es negativo. El Cruz Azul no ha clasificado a Liguilla en 15 torneos cortos, de los cuales, nueve fueron porque apenas alcanzó cuatro puntos en las primeras tres fechas.
La Máquina, cuando suma menos de cuatro puntos en las tres jornadas de arranque, ha clasificado a la fase final en tres ocasiones.
Por lo que Pedro Caixinha y compañía podrían despedirse muy rápido de la Liguilla en el Clausura 2019.
Queda claro que en La Noria, se ha trabajado por dejar los fracasos en el olvido y crear una nueva mentalidad ganadora.
Si las técnicas en los coachings mentales —como se trabaja en las instalaciones del Cruz Azul— no son suficientes para levantar a una institución, una especialidad como la psicología deportiva, aceptada por la FIFA, ayudaría mejor a los integrantes del club.
“Basado en la neurociencia, hay un plan de entrenamiento, así como el preparador físico hace ciclos durante una pretemporada, por ejemplo. [...] hay que ayudarle a un jugador en lo que puede hacer en el presente, para generar seguridad, que se convierta en regularidad y levante el rendimiento”, comenta Sucarrat, quien ha laborado en equipos como el Rosario Central de Argentina.
El Cruz Azul del Clausura 2019 ha reflejado otra actitud en este arranque, en comparación con el Apertura 2018, que los tiene en caída libre.