Nueva York.— Recordar cómo Mariano Rivera recibió la oportunidad de llegar a las Grandes Ligas siempre es pertinente.

Un buscatalentos de los Yankees lo vio jugar por primera vez en 1988, durante un torneo juvenil en Panamá. Entonces, Rivera era un campocorto de 17 años, y Herb Raybourn no vio nada especial y le pasó por alto.

Dos años después, Raybourn regresó al país para otro torneo cuando recibió una llamada para que viera un lanzador. Aceptó dirigirse a Puerto Caimito, el pueblo de pescadores al oeste de la capital panameña donde nació Rivera.

Rivera firmó con los Yankees, su único equipo en MLB por menos de 3 mil dólares.

Rivera es considerado como el mejor cerrador de los tiempos. Los recelos de los votantes sobre el impacto de los relevistas y su reducida carga de trabajo se rinden ante el dominio que ejerció el derecho. Su total de 652 salvamentos es el más alto de la historia y fue seleccionado para el Juego de Estrellas 13 veces.

Más trascendental, acumuló 42 salvados en 47 oportunidades en la postemporada, firmando una efectividad de 0.70, contribuyendo más que nadie en los cinco campeonatos que Nueva York conquistó durante su trayectoria de 19 años.

En la víspera del anuncio de los resultados de la Asociación de Cronistas de Beisbol de Norteamérica (BBWAA), la elección de Rivera al Salón de la Fama se da por descontada.

El suspenso en torno a Rivera apunta a otros sentidos.

Rivera seguramente será elegido en su primer año de elegibilidad y con el porcentaje más elevado para un relevista, por encima de los recibidos por Goose Gossage, Trevor Hoffman y Bruce Sutter. La cuestión está en si logra ser el primer pelotero en ser elegido por unanimidad en los 80 años de la votaciones o acaba con el mayor porcentaje, el 99,3% que Ken Griffey Jr. obtuvo en 2016.

En los pocos más de 200 votos que se habían publicado hasta el fin de semana, Rivera había sido mencionado en todos.

Esos resultados también indican algo inédito: la elección de dos latinoamericanos al mismo tiempo. El puertorriqueño Edgar Martínez, un bateador designado, excedía el 90%, por encima del 75% que es necesario para ser elegido. Este el décimo y último año de elegibilidad para Martínez.

La cifra de jugadores latinos en Cooperstown quedaría en 12.

Rivera se uniría a Rod Carew como el segundo panameño. Martínez sería el quinto puertorriqueño, siguiendo a Roberto Clemente, Orlando Cepeda, Roberto Alomar e Iván Rodríguez.

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