Apenas era el minuto 32 del juego de la Jornada 13 del Clausura 2022, cuando lo que parecía una falta intrascendente en el medio campo, se volvió un infierno para Carlos Rodríguez de Cruz Azul. Un golpe que le dio el peruano Jefferson Intriago, del Mazatlán FC, no lo dejó seguir en el campo de juego, y puso en duda el cumplir uno de sus sueños más anhelados: Acudir a una Copa del Mundo.
Cuando le dijeron que la lesión era seria, que lo mantendría varios meses fuera de circulación, vinieron a su mente muchas cosas, muchos recuerdos, como cuando comenzó en esto del futbol. Llegó muy pequeño a los campos de entrenamiento del Monterrey. De a poco, Carlos se ganó la confianza del primer equipo de Monterrey, pero no la suficiente para debutar, y en un arranque de juventud, decidió dar el salto a España, para jugar en el Toledo de la segunda división ibérica. Ahí se dio cuenta de que el arrebato no llegó en el momento adecuado, estaba solo y la soledad es sabia. Decidió regresar a México, al Monterrey, que al fin le permitió dar ese esperado salto, para volverse pronto un jugador titular y llamado regularmente a la Selección Mexicana.
La vida le sonreía, con Monterrey ganó títulos nacionales e internacionales, en la Selección estaba más afianzado y llegó el momento de dar el salto a un equipo grande: Cruz Azul.
El Mundial de Qatar se acerca y a Carlos Rodríguez se le viene la prueba, la lesión que lo dejó fuera durante meses, pero llegó su pronta revancha. La lesión sanó, el ritmo regresó, la confianza volvió y la Selección Mexicana nunca se fue.
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