Un punto en la pelea por el oro de los Juegos Panamericanos 2009 fue la diferencia en la primera ocasión que Óscar Valdez y Robson Conceiçao se midieron en un ring. El oro fue del brasileño.
Doce años más tarde volverán a encontrarse entre cuatro esquinas, pero esta vez el mexicano llega como campeón superpluma del Consejo Mundial de Boxeo , en busca de hacer su primera defensa exitosa, después de destronar a Miguel Berchelt en febrero de este año.
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La riña será hoy en el Casino del Sol , en Tucson, Arizona , una cita a la que Valdez arriba con la sombra de un dopaje “perdonado” que le permitirá subir al ring. Y lo hará en casa, pues aunque nació en Nogales, Sonora , pasó parte de su infancia en el territorio asignado para la batalla.
“Me siento bendecido por tener la oportunidad de subir al ring. Estoy muy agradecido con la Comisión local por permitir que esta pelea continúe. He estado muy concentrado. Venir aquí, a mi segunda casa en Tucson , significa mucho para mí”, compartió el púgil mexicano, en la conferencia previa a su combate número 30, ruta que ha caminado invicto.
“Me he centrado mucho en no mirar nada negativo por ahí. Ha sido un poco difícil, no puedo mentir, pero esto es por lo que tenemos que pasar”, agregó, con relación a la polémica generada por el positivo que arrojó a la sustancia fentermina. “No soy un tramposo. Nunca lo he sido. Nunca lo he necesitado”.
De cara a la primera campanada, Valdez recuerda aquella pelear amateur como un duelo de ida y vuelta, “pero perdí. Siempre me tomé muy en serio mis derrotas. Todo el mundo odia perder y yo soy uno de ellos”.