El moderno techo del estadio Alfredo Harp Helú es una de las principales atracciones en el nuevo hogar de los Diablos Rojos. Su forma, con la que se intenta representar un trinche, será un símbolo icónico en la historia del club, pero no cumple con una de sus principales funciones: resguardar a la gente durante la lluvia.
Algunos aficionados al club escarlata se han llevado una desagradable sorpresa: resulta que el techo no resiste y el agua se filtra hasta las gradas durante una tormenta. Y no son unas cuantas gotas, sino verdaderos chorros, por lo que deben levantarse y ver el juego desde el vestíbulo. Muy mal.