Monterrey.— La tradición del beisbol se mantiene en familia.

Los Dodgers de Los Ángeles, más que Padres de San Diego, atrajeron la atención de los regiomontanos. La franquicia histórica para los mexicanos, gracias al legendario Fernando Valenzuela, provocó que los boletos para la serie en el estadio Monterrey se acabaran casi de inmediato.

La familia Guajardo planificó una estrategia para que la mayoría de los integrantes tuviera la oportunidad de ver a los Dodgers: comprar el paquete de los tres juegos y repartirlos entre todos.

“Este día [ayer] vengo con mi papá, Santiago, con mi hermano, también Santiago, y su hijo”, dice Guillermo, antes de ubicar sus asientos.

“No somos los únicos que lo hicimos. Mucha raza se aplicó para disfrutar del beisbol”.

Para el duelo de hoy, Guillermo ya no se presentará, pero su papá y hermano repiten, con la esposa y el segundo hijo. “El domingo, viene él con su familia política”.

Es la primera vez que don Santiago verá a la novena californiana en vivo, se hizo fiel seguidor en 1981, cuando Valenzuela se dio a conocer a todo el mundo.

“Desde que llegó el Toro, me convertí en Dodger”, narra vestido con el emblemático jersey 34. “Cuando se anunció que vendrían a jugar, sabía que tenía que estar”.

En octubre, don Santiago sufrió la caída de su equipo en la Serie Mundial. “Fue muy duro”, dice y toma un respiro. “Era algo que venía esperando desde hace mucho tiempo, pero nada me quitó la felicidad por cómo pelearon hasta el juego siete [frente a Houston]”.

A pesar de que algunos integrantes se dividen entre Tigres y Rayados, en el beisbol encontraron un vínculo que les permite compartir más que una franela o una cerveza en el estadio. Cada uno podrá disfrutar a su manera el regreso de Grandes Ligas al país, sin la necesidad de tomar un avión o gastar en un hotel. Cuando los Dodgers salen al diamante, la familia Guajardo se reúne.

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