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ariel.velazquez@eluniversal.com.mx
Puede parecer algo natural y hasta intrínseco porque lleva el nombre del juego, pero los detalles que guardan 108 costuras significan mucho para los peloteros que la lanzan, atrapan o batean. Con superficie blanca y puntadas rojas en forma de ocho, la pelota es tan reconocible como el beisbol en sí. Un pequeño cambio puede provocar una gran revolución.
A partir de esta semana, la lupa se instalará en los diversos campos de entrenamiento de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB), que comenzarán a utilizar la nueva pelota que la empresa estadounidense Franklin proveerá por los próximos tres años.
Casi igual que en The Sandlot, la Franklin se encuentra en boca de la familia del beisbol mexicano, que tiene a varios de sus integrantes temerosos de que el convenio resulte en un Frankenstein, por el nulo pedigrí que tiene la compañía en la manufactura de bolas.
Con una inversión de poco más de medio millón de dólares, esta marca evolucionó en un año el primer modelo que presentó hasta conseguir después de cuatro modelos la aprobación por parte de la LMB de la OL4000, la pelota que reemplaza a la Rawlings con la que se jugó por más de una década (2004-2018), en el circuito veraniego de nuestro país.
La pelota que se estrenará el 4 de abril en encuentros de temporada, estuvo expuesta a la prueba de COR, que es el Coeficiente de Restitución, que mide la velocidad de salida relativa y la aceleración inicial relativa después del impacto en una superficie.
La evolución de la Franklin incluyó un estudio de compresión para evaluar la dureza de la estructura y cómo mantienen la forma después de ser impactada.
La nueva bola de la LMB está formada en su interior por doble comprimido de corcho (34mm diámetro), con 85% de lana enrollada; cubierta de piel de vaca (1.4-1.6mm de grueso), compresión de costuras aplanadas a .02-.03 pulgadas.
Algunas bolas de versiones anteriores fueron repartidas entre los 16 equipos. Jugadores consultados por EL UNIVERSAL Deportes señalaron que era más ligera que la Rawlings y volaba más.
Sin embargo, este medio tuvo conocimiento que en pruebas a ciegas realizadas, los peloteros no supieron diferenciar entre la nueva y la anterior marca.
Lo cierto es que la pelota con la que se jugará la temporada 2019 llegará a los campos de entrenamientos a partir de este día, lo que significa que hasta ahora, nadie ha experimentado con la nueva versión que, pase lo que pase, dará de que hablar todo el año.