La ola de violencia que sufrió Culiacán la tarde del jueves, provocada por la captura y posterior liberación de Ovidio Guzmán, presunto narcotraficante e hijo de Joaquín 'Chapo' Guzmán, no fue impedimento para que la gente dejara de asistir al estadio para ver el juego de beisbol de sus Tomateros ante los Sultanes de Monterrey, el primer juego de pelota que se desarrolló en la metrópoli apenas dos días después de la marea de sucesos violentos.
De hecho, la asistencia para ese encuentro fue más alta de la habitual.
Al encuentro asistieron 15 mil 922 aficionados , de acuerdo con los registros publicados por las Ligas Menores, certamen a la que está afiliada la Liga Mexicana del Pacífico (LMP) y del que también está afiliado los Tomateros.
La asistencia del partido del sábado por la noche incluso fue superior al promedio de entrada que registró la novena guinda en la temporada pasada, según registros de la misma LMP, la cual ascendió a 14 mil 912 aficionados.
Es decir, hubo casi más de mil fans en la victoria de los Tomateros sobre los Sultanes respecto a un juego promedio de la campaña 2018-19.
Apenas unas horas después de que se desarrollara la ola de violencia en Culiacán, EL UNIVERSAL Deportes preguntó a Omar Canizales, el presidente de la LMP, el porqué decidieron mantener la serie en Culiacán y no suspenderla o mudarla a otra metrópoli.
En un inicio, la respuesta del directivo no fue concreta y dijo que las medidas habían obedecido a posponer el arranque de la serie así como el reacomodo de los horarios de los encuentros. El domingo por la mañana, el mismo Canizales contacto a este diario enviando una crónica de lo que se vivió en el primer juego de la serie.
En ésta se resaltaba la valentía de los aficionados para acudir al juego y que una de las cualidades más destacadas de la población de Culiacán es su amor por el beisbol y los mismos Tomateros.
Por ahora, la LMP parece que no va a tomar otras medidas después de la violencia que sufrió la capital de Sinaloa y tampoco parece que los 'culichis' vayan a dejar de ir a ver a sus Tomateros al estadio, pese a la delicada situación de inseguridad que padece la ciudad.